Entrevista a Atom Egoyan

[Sarmale]

Reinó en los circuitos de versión original en los años 90. Atom Egoyan deslumbró a los críticos con películas tan desasosegantes e imaginativas como 'Exótica' y 'El dulce porvenir', que en 1997 llegó a estar nominada al Oscar a la mejor dirección y mejor guión adaptado. Sin embargo, tras brillar en los más destacados festivales, hace ocho años que no estrena en España. El reciente Festival de Las Palmas de Gran Canaria le rendía homenaje con la mejor de las noticias: su última obra, 'Chloe', un 'thriller' protagonizado por Liam Neeson y Julianne Moore, ya tiene distribución entre nosotros y llegará a las salas en breve.
- En España hace ocho años que no estrena, desde 'Ararat'.
- En España es difícil distribuir ahora cine de autor, cosas del negocio y de las televisiones. Todo está cambiando. Me desilusiona. Mis primeros trabajos no sólo se vieron en los festivales, sino que recibieron apoyo comercial. Me apena también por los nuevos realizadores, que no tienen el apoyo que nosotros tuvimos.
- ¿Es más difícil hacer cine ahora, aunque uno se llame Egoyan?
- Se da una paradoja. Por un lado, la tecnología te permite rodar filmes de poco presupuesto y es fácil distribuirlos por Internet. Parece que la tecnología nos lo pone todo más fácil, pero el público ha perdido la concentración. Se ha perdido el norte de lo que hay que ver. ¡Hay tantas y tantas cosas! Por eso son tan importantes los festivales. Son un entorno único y privilegiado para estar concentrado en lo importante.
- ¿Podría rodar hoy esas arriesgadas películas de los 80 y los 90?
- Desde luego que no. Se requiere seducir al espectador. Si no lo consigues, estás perdido. Pero para eso hace falta una dirección artística, una iluminación. ¡Y dinero! 'Exótica' o 'El dulce porvenir' fueron películas diseñadas con mucho mimo y cuidado. Eso requiere un presupuesto, claro. Y ahora no lo hay para ese tipo de proyectos medianos. En el otro extremo están filmes como 'Citadel', que lo hice con presupuesto cero. Es una 'home movie' con forma de diario que rodé en Beirut con una cámara digital. Ahí sí que no tuve ninguna presión. No había dinero que recuperar porque no gasté nada.
- ¿Echa de menos otros tiempos?
- Nos podemos poner nostálgicos, pero no tiene sentido. Aquello ya pasó. Sinceramente, me alegro de que ahora haya un cine comercial más inteligente que antes.
- Asegura que el espectador también ha cambiado.
- Sí. Ya no tiene paciencia. Tiene que absorber inmediatamente una multitud de imágenes. Ya no se concentra en una sola cosa. Una persona puede ver en la tele una película de los 70, donde las escenas eran largas y lentas, y en la otra parte de la pantalla está viendo las noticias. ¿Podemos hacerlo? Sí, pero no.
- ¿Su última película, 'Chloe'?
- Estoy orgulloso de ella. Habla de la pareja y de cómo tenemos que reinventarnos para sobrevivir. Y también habla del sexo, ese momento sagrado en el que conectamos con la otra persona.
- Dígame una película imprescindible.
- Deje que le dé un ejemplo. En Toronto se hizo hace poco una encuesta sobre cuál era la mejor película del siglo pasado. ¿Sabe cuál salió? 'El sol del membrillo', de Víctor Erice, una película que, por cierto, exige mucha atención. Pero es maravillosa y necesitaba hacerse.

Fuente: Diario Hoy.