Editoriales de cine de LuisB

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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor Prudencio Salce » Jue Mar 01, 2012 6:57 pm

La mejor noticia que podía encontrar al entrar hoy en Cine-Clásico: saber que estás de nuevo con nosotros.
Cuídate mucho y un fuerte abrazo. :hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor joeraymond » Jue Mar 01, 2012 8:17 pm

Me alegra muchísimo que hayas vuelto. Un abrazo.
Yo también soy Cine-Clásico
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor droid » Jue Mar 01, 2012 10:41 pm

Me alegro mucho leerte de nuevo, Luis.

Un abrazo. :hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor flazaro » Vie Mar 02, 2012 1:31 am

Por fin hay noticias tuyas, querido Luis. :danc:
Bienvenido a esta tu casa y que disfrutes con nosotros de estos encuentros cinefilos.
Que se cumpla lo que dijo el romancero: "nunca fuera caballero de amigos tan bien servido como lo fue Luis Betran, cuando del hospicio vino"
Un abrazo
:good:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Lun Mar 05, 2012 8:37 pm

AUTOHISTORIA

“Autohistoria” es un film filipino de Raya Martin en el que un muchacho sale de su casa en Manila y comienza a pasear por la acera, cruza plazas, semáforos ……mientras en la acera de enfrente la cámara en mano de ese joven director tagalo - que terminó el pasado año una película en Madrid con Pilar López de Ayala – le filma impávida durante un larguísimo plano-secuencia de más de 30 min. de duración. Nuestra paciencia se ve recompensada cuando el mozalbete llega a su destino, llama a la puerta de una casa y entra en ella. La cámara entonces continua estática hasta que nuestro zagal sale de nuevo al exterior e inicia el mismo recorrido solo que en sentido contrario. ¿Porqué la película de titula “Autohistoria”?. Sencillo. Es el propio espectador el que debe imaginar lo que sucede dentro de esa planta-calle en la que ha permanecido un buen rato nuestro innominado protagonista. Me viene este ejemplo a mano porque me ahorro contaros, sin intermediarios, lo sucedido en estos dos últimos meses aprox. siendo yo el actor- estrella.

Como cine-clásico es un foro de cine – en todos los aspectos y perdón por la redundancia – si alguno de vosotros quiere saber de mi actual estado, esperanza de vida y lo que han sido los dos últimos años de mi vida, le recomendaré otra película: “Ultimas palabras” (Laatste Worden, 1997) del extraordinario documentalista holandés Johann Van der Keuken y ahí no tendréis que imaginar historia alguna porque más o menos, y en tan solo 50 min., la hermana del cineasta le relata a éste lo mismo que podría hacer yo respecto a los dos últimos años de mi vida. Justamente el 10 de marzo de 2010 se me diagnosticó el cáncer, cuyos episodios más tremebundos os hemos narrado Enrique o yo mismo. Mi hipocrático amigo no tiene culpa alguna en esta mendaz jeremíada. Yo soy el único y absoluto responsable de haber convertido estos Editoriales de LuisB, y antes el hilo de la Acción Solidaria con Chuscao, en una mala película de llanto y crujir de dientes, planteando una suerte de chantaje sentimental de la más baja ruindad. Lo siento y os pido disculpas a todos, absolutamente a todos. Pero ello no es óbice para que os haga llegar la siguiente reflexión.

LO REAL Y LO VIRTUAL

Primero, y dados los tiempos que vivimos, si alguno de vosotros sufriera (Dios o Satanás no lo quieran) un diagnóstico como el mío o parecido mi consejo es que hagáis justamente lo contario a lo que hecho yo. Acudid, mientras exista, a la Seguridad Social, a la Sanidad Pública nunca a la Privada. Yo tengo un seguro con una compañía médica y, neciamente, pensé que la atención que me dispensarían donde pago sería muy superior a la que recibiría donde no pago. Actué contradiciéndome con los principios más elementales de mi ideología política. Lo he abonado onerosamente. Tanto en moneda como en lo que, recurriendo a Shakespeare, podría denominar “la comedia de las equivocaciones”. En las dos clínicas de Zaragoza y en la muy afamada de Madrid en las que me “intervinieron”, analizaron, pincharon, me introdujeron en no se cuantos “túneles de la risa”, erraron más veces en sus previsiones, advertencias, cirugías y, que cosas, cuidados y amabilidad que Jerry Lewis en “Lío en los grandes almacenes”. No, amigos míos, la Sanidad Privada, al menos en Zaragoza, es una mierda y en la ¿fabulosa? Clínica Ruber de Madrid hay pacientes de 1ª, de 2ª y de 3ª. Obviamente, y tras haberme pelado los ahorros de toda mi vida laboral, yo fui de los del furgón de cola. Como en los antiguos ferrocarriles españoles. Punto y aparte.

Pienso que sin la amistad y la solidaridad somos bien poca cosa los seres humanos que habitamos este cada vez más horrendo planeta. Nadie, y no me olvido de la moderna literatura, lo ha plasmado como el enorme cineasta húngaro Bela Tarr en su despedida al cine “El caballo de Turín”, obra maestra del auténtico horror y no del metafísico a lo coronel Kurtz. Como supongo que muchos de vosotros la habéis visto – está en DivxClásico desde hace tiempo y se ha estrenado en salas al menos en Madrid y Barcelona – me ahorro el escribir de que va el asunto. A lo largo de estos dos años “los amigos y pariente de toda la vida” se fueron cansando de este plasta que como reza un rudo dicho de la Ribera del Jalón “ni se muere ni cenamos”. Así hasta llegar a la soledad absoluta con la excepción de vuestro bien conocido Galeno, una gran mujer que no fue exactamente la mía – a la cual le reconozco un admirable comportamiento con su ex ,producto de que nuestra separación no fue, como la de Enrique, ni brutal ni traumática -. Tambien mi joven amigo (36 años) Toni Alarcón, usuario de cine-clásico y conocidísimo en los cenáculos cinematográficos de Aragón (es posible que Prudencio Salce sepa de quién hablo) y, esporádica e impertinentemente, la asimismo amiga argentina Mónica Gorenberg exiliada en esta ciudad desde hace muchos años y que siendo muy, muy pibita presenció el asesinato de sus padres a manos de los “milicos”. Te ruego la disculpes Keller, no aparecerá jamás por aquí aunque asimismo es usuaria de cine-clásico. El resto, y otra vez evoco a Shakespeare y las últimas palabras de Hamlet, es silencio. Lo “real” devino ni siquiera “virtual”.

Y lo “virtual” llevó la contraria a lo “real”. Asi, poco a poco, fui descubriendo y charlando mediante e-mails o correos internos con cierto caballero que sabía casi más alemán que español – y que ha sido, es y será una grandísima persona – otro señor sevillano de exquisita cultura y múltiples saberes y…..un buen día leí ACCION SOLIDARIA PARA UNA GRAN PERSONA. Vi lo que allí se cocía y me quede asombrado. Una mujer exquisita y maravillosa que se autodenominaba Merxe comunicaba que un compañero de cine-clásico se hallaba en apuros. Y que esa llamada era respondida por muchos otros y otras. Mr. Chuscao hasta entonces me había dado la impresión de ser un tipo un tanto picajoso. Pero me dije: ¡¡que coño, cada cual tiene su carácter!!, él tiene el suyo tu tienes el tuyo. Total que me añadí a la “respuesta”. Y fui conociendo al verdadero Chuscao, otro que necesariamente tenía que ser buena persona para ser tan querido (y, por Belcebú que su calidad humana es enorme), a otro paisano mío de Huesca, a otro que sabía tanto de cine como de ajedrez, a otro que se ponía el avatar del malísimo Robert Mitchum de “La noche del cazador”, a otro cachondo que se firmaba Monsieur Lange (por la peli del Renoir, entiendo) y……la lista sería larguísima y tendría el divertido estrambote de que John Wayne ni siquiera se llamaba Marion sino Juan y de apellido Navarrete.

Yo era, y todavía soy, yo y mi circunstancia. Con mi soledad a cuestas y charlando únicamente con Enrique – difícil tarea dada su “molesta” sordera - entré al trapo de contar a esta gente de cine-clásico mis desventuras. Mal hecho. Lo he explicado al principio. Pero he descubierto unas ignotas y novísimas Américas. O la sumergida (¿) Atlántida. Territorio en el se comentan muchas cosas de cine y que está habitado por seres humanos de carne, hueso y…alma. Y aunque se que difícilmente podré ver algún día su bella o fea cara, se han convertido en mis amigos. Todas y todos. Lo “virtual” ha devenido en lo “real”. Y, dado que no voy a narrar absolutamente nada más de mi estado, salud, esperanza de vida y demás zarandajas, si quiero que sepáis que en Zaragoza hay una casa cuyas puertas están abiertas para mis VERDADEROS AMIGOS Y AMIGAS y el que desee saber su ubicación no tiene más que mandarme un e-mail o un correo interno. Yo no creo tener fortaleza alguna del jaez de los “superhéroes”, ni nada por el estilo. Tengo, eso si, prohibida la entrada a la depresión y completamente asumida que la muerte forma parte de la vida de la que es un colofón indeseado. Recibamosla, tras haberle parado los pies ya tres veces, con la dignidad del caballero Antonius Block. Que aguarde, joder, que aún soy joven (¿?) aunque feo (ahora que estoy más remendado que el monstruo de Frankenstein, que cuando nací aparecí en la prensa local como el bebé mejor formado de Zaragoza), no católico y sentimental. Casi, casi como el marques de Bradomín. Brindo a vuestra salud, y a la mía que necesariamente tengo que ser egoista en este punto, y pronto os arrepentiréis de haber escrito absurdos como que “me necesitabáis”. Volveré a la carga con “renovadas” energías. Apretaros el cinturón. Os quiere

Luis Betrán Colás o “LuisB” o “Vergerus”

Yo tengo tantos amigos que no los puedo contar
Y una novia muy querida que se llama libertad
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor chuschao » Lun Mar 05, 2012 9:23 pm

Pues una lección más de vida, de entereza, de sabiduría y espléndida prosa. Una más. Y van...

Tanta generosidad abruma. Gracias por tanto, don Luis.

:hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor merxe » Mar Mar 06, 2012 8:50 pm

Querido Luis, para tu especial forma de escribir yo no encuentro las palabras precisas y me siento bastante torpe, así que sólo te diré que te quiero un montón y que me encanta verte por aquí... me alegra el alma. Te mando un fuerte abrazo y todos los besos que quieras. Imagen
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Siempre queda algo de fragancia en la mano que da rosas.
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor juannavarrete » Mié Mar 07, 2012 2:29 am

Ir detrás de Merxe, en este tipo de mensajería, es lo mejor que a uno le puede pasar, pero saber además que al otro lado te va a leer el bueno de LUIS, qué más se puede pedir !!!
Gracias por estar ahí y enhorabuena por los grandes amigos que te quieren, tanto virtuales como Atléticamentereales.
Un abrazo, bienvenido y saludos también a Enrique, que tan bien nos ha tenido informados.
Para la mejor distribución es necesario no borrar los archivos del incoming.
(Lo que es bueno para uno, es bueno para todos)
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Mié Mar 07, 2012 2:40 pm

Al tajo con un pequeño entrenamiento dedicado especialmente a mi hermano Enrique. Sobra decir que sin él no habría sobrevivido, ni física ni mentalmente. Aún lo tengo de inquilino gorrón y por tiempo indefinido. Aunque no es muy cinéfilo, mi empeñado proselitismo ha conseguido que le guste cada día más nuestra irremediable droga de efectos más bien nocivos. Y como el que la sigue la consigue, llegó un día que hasta se quedó deslumbrado con ciertas películas japonesas. Especialmente las del maestro KENJI MIZOGUCHI. Va por ti "mi Atléticamentereal" amigo (no se muy bien a que se refiere el Duke esta vez pero porsiaca). Tu película nipona preferida

YOKIHI (1955), de Kenji Mizoguchi

A diferencia, por ejemplo, de Kurosawa, que exportaba tragedias shakespearianas más allá del tiempo y del espacio para dotar a su cine de un carácter universal, que hablara de la condición humana a través de una concienzuda contextualización, el cine histórico de Mizoguchi habla del presente, de las verdaderas inquietudes de su director, de la necesidad de dar voz a la mujer en una sociedad que se empeñaba en silenciarlas. Así, la reivindicación social de sus películas contemporáneas como Los músicos de Gion, La mujer crucificada o La calle de la vergüenza se extiende a los melodramas históricos que denuncian la situación de la mujer a través de la aproximación intimista, totalmente alejada de efectismos o trucos demagógicos.

Dentro de esta serie de películas históricas, Mizoguchi también saca en ocasiones un pie del melodrama para coquetear con otros géneros, como el fantástico en Cuentos de la luna pálida de agosto o la fábula, el cuento tradicional, en La emperatriz Yang Kwei-Fei (Yokihi), película embebida de un aire de ensoñación que la emparenta directamente con la tradición oriental de Las mil y una noches.

En La emperatriz Yang Kwei-Fei (Yokihi) una serie de personajes utilizan en propio beneficio a una criada de cocina de gran belleza (Machiko Kyo) y parecido con la fallecida esposa del emperador, acercándola a éste (que ve en ella la perfecta sustituta de su amada) de manera que puedan conseguir su favor. De este modo, una pobre chica, maltratada por su familia, llega a lo más alto de la corte sin tan siquiera proponérselo. Suena conocido, pero las sutiles diferencias con el clásico cuento de la Cenicienta abren un abismo que convierten la película en una personalísima obra de Mizoguchi. En primer lugar, hay que tener en cuenta que los orígenes de esta fábula no están en Walt Disney, y ni tan siquiera en Charles Perrault, sino en unos escritos chinos que datan del año 200 de nuestra era.

Si el cuento clásico llama la atención por una latente y edulcorada misoginia, Mizoguchi convierte a la sumisa e ingenua Cenicienta en un personaje lleno de entereza, víctima (consciente de ello en todo momento) de los prejuicios y convencionalismos sociales, que son tan válidos para el Japón del siglo VIII como para el de 1955. En esta arriesgada comparación se mueve una película que no hace concesión alguna al espectador ávido de buenas intenciones, concluyendo con un dramático final que Mizoguchi solventa con una elipsis maravillosa.

Está claro que la mujer es el tema básico del film, pero se articula sobre otro muy interesante y que ha dado mucho juego a lo largo de la historia del cine: la obsesión por la muerta y las ansias de resurrección. Desde clásicos de Hollywood como Rebeca, Laura, Jennie o, sobre todo, Vértigo, y hasta películas como Ordet, Solaris, algunos Lynch, la duplicidad y la sustitución, la muerte y la resurreción, forman dípticos de inabarcable sugestión, capaces de evocar los fantasmas personales de cada espectador y enfrentarlo contra su propio miedo a la soledad.

Además de las cuestiones de fondo, ésta fue la primera obra de Mizoguchi en color, lo que le permitió experimentar y rememorar sus comienzos como pintor y artista gráfico. Cada plano está compuesto como un perfecto retablo que, sin embargo no chirría dentro de sus característicos planos secuencia, tan exquisitos como siempre pero, quizá en esta ocasión, más contenidos y ajustados a las necesidades narrativas. Esto no implica que disminuya la inquietud formalista de Mizoguchi, que, en todo caso, estaría más depurada de lo habitual, manteniendo su gusto por el plano general y reservando para los momentos de mayor intimidad un par de fugaces primeros planos. Primeros planos de soledad y de una felicidad que sólo puede ser ilusoria, que se tornará inevitablemente trágica.

Luis Betrán

Tambien va por ti guapísima Merxe.
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor chuschao » Mié Mar 07, 2012 3:11 pm

Una profunda y certera reflexión sobre un autor y una de las obras más maravillosas, comprometidas, profundas y profusamente cinematográficas de la historia del cine. Todo un lujo.

Chapeau, don Luis. Una vez más.

:hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor PREACHER » Mié Mar 07, 2012 4:47 pm

:boto: Me alegro mucho de volver a leer a nuestro querido Luis, primero por el hecho en sí de verle con ánimos de hacerlo, y luego porque personalmente disfruto de sus comentarios. No es Yokihi de las más estimadas por los mizoguchianos e incluso goza de relativa mala reputación en Japón (aunque no es un caso tan notorio como el de "El intendente Sansho", una de las más admiradas -si no la que más- en Occidente pero no tanto en el país del sol naciente). Es, sin embargo, de las que más me gusta y, puestos a añadir algo, diría que Masayuki Mori está espléndido en uno de los más memorables protagonistas masculinos de una filmografía consagrada por excelencia a la mujer.
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor Prudencio Salce » Mié Mar 07, 2012 10:21 pm

Yo también me alegro de verte de nuevo en forma.
Un magnífico artículo.
Muchas gracias, Luis. :hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor Alekhine » Jue Mar 08, 2012 12:21 pm

Infatigable, Luis, como no podía ser otra cosa viniendo de tí...

Me alegro de que estés tan operativo y con tantas ganas de vida, ¡¡sigue así!!

Aprovecho la ocasion para darle recuerdos a tu "inquilino gorrón por tiempo indefinido" - ¿que tal Enrique...? gracias por ese apoyo que le brindas, en verdad que poca gente hay que dedique su tiempo para con otros, lo que alegra saber que aún hay gente así-.

Así pues, hasta la siguiente entrega. :hola:
Para la clase trabajadora la mejora de sus condiciones y la conservación de las mismas tiene una importancia fundamental.







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28 días en jaula x TOTEM (26/04/2012 )

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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Jue Mar 08, 2012 1:46 pm

Y ahora me he parido en dos días una disgresión sobre fantasmas en un director que me gusta mucho. Para cuando llegue el día en que uno abandone este feo mundo y se transmute en espectro amenazador. Va por todos vosotros, amigos míos.

El fantasma y el Sr. Mankiewicz

Si pronunciamos la palabra fantasma y a continuación el nombre de Joseph Mankiewicz, la asociación siempre nos conducirá al mismo resultado: El fantasma y la Señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, 1947). Siguiendo con los supuestos, si sustituimos el segundo factor de la operación por otro más genérico como “película”, todavía tendremos muchas opciones de obtener la misma respuesta. La deliciosa aventura del capitán Daniel Clegg y la viuda Lucy Muir es, con toda justicia, uno de los filmes más conocidos de su autor y el que de manera más directa lo identifica con el difuso género de fantasmas. Y decimos difuso no por el sugerente enlace semántico, sino porque la representación convencional del fantasma -la figura del espectro ideada desde la literatura gótica del XVIII en adelante-, es sólo una de las formas fantasmales utilizadas por el director de Ellos y ellas (Guys and Dolls, 1955). En manos de Mankiewicz, el fantasma heredado del romanticismo sufre diversas mutaciones, pero mantiene intacto el poder de sugestión sobre aquellos que le rodean. Con la introducción de esas variantes en el repertorio del fantasma, la primera consecuencia que observamos en su cine pasa por un enorme valor pragmático, por aprovechar todos los recursos dramáticos, plásticos y narrativos derivados de los cambios. Porque, si nos fijamos en cuantas de sus películas pertenecen de pleno derecho al género, sólo vemos dos entre veintiuna. Un porcentaje casi insignificante, más si notamos que una de ellas ni siquiera estaba destinada a las pantallas de cine, sino que fue un pequeño filme para televisión: Carol for another Christmas (1964). Explorando su cine en pos del fantasma, podemos rescatar al espíritu de Julio César perturbando el sueño de Bruto. Un fantasma que, más que al propio Mankiewicz, pertenece a la influyente dramaturgia de Shakespeare, por la que sentía admiración. Esa inclinación del Bardo hacia el fantasma como herramienta para profundizar en el aspecto psicológico de los personajes, será una de las enseñanzas fundamentales que el cineasta aplicará en sus refinados guiones. En este caso lo podemos comprobar en la torturada conciencia de Bruto, pero de igual manera está presente en las etílicas visiones de Macbeth o en el vengativo padre del príncipe Hamlet. Nada más, ni un solo fantasma “visible” en toda su filmografía. Ni siquiera en una de las obras que, teniendo en cuenta su punto de partida literario, parecía más adecuada para ello: El castillo de Dragonwyck (Dragonwyck, 1946). ¿Por dónde vagan entonces los espectros? La gracia empieza a surgir ahí mismo, en la interrogación y en la desaparición –lógica- del fantasma. Pero, sobre todo, en el contraste y en la inversión de términos aplicada por Mankiewicz. Mientras en los filmes específicos sobre fantasmas, los espíritus son encarnados hasta las últimas consecuencias, en el resto de su obra utilizará los atributos tradicionales del fantasma para caracterizar a ciertos humanos, es decir, les atribuirá una naturaleza marcada por la ausencia o por una presencia evanescente. La carnalidad de los fantasmas en las dos películas citadas es rotunda, para los protagonistas –bueno, para casi todos- y para el espectador. El fantasma desea, interactúa, sufre achaques, alegrías y decepciones, como una continuación natural de su vida anterior. La existencia cotidiana de un fantasma alejado de cadenas y alaridos, que quiere seguir viviendo en su casita junto al mar en lugar de mudarse al tétrico caserón de turno .Fantasmas dolientes que recuerdan el desvío cómico-quijotesco de Canterville (The Canterville ghost, Oscar Wilde). Fantasmas que, además de sentir, ayudan al resto a hacerlo, ya sea relatando la barbarie de la guerra o unas picantes memorias de marinero. Fantasmas que abandonan las sábanas blancas por la ropa oscura y el traje de faena. Fantasmas nacidos y contagiados de la racionalidad del director, apartados del sentimentalismo en el que en ocasiones caía el melodrama gótico. Fantasmas sinceros que proyectan sombra, como magistralmente -con un hermoso encuadre- nos muestra Mankiewicz durante la primera conversación entre Daniel Clegg y Lucy Muir. Así construye Mankiewicz sus fantasmas, volteando las rutinas iconográficas y dramáticas, para volver a ellas una vez abandonado el género. Los modos del fantasma gótico regresan para ser aplicados sobre las personas en un elegante proceso de fantasmalización, donde el rol inicial del fantasma, lejos de superficial o de simple charada maliciosa, deviene maestro de marionetas. Él será el encargado de despertar a la entidad psíquica que reside en el interior de cada personaje. No debe extrañar que en la madurez de su carrera, para urdir Mujeres en Venecia (The honey pot, 1967), haga explícito ese interés por la orquestación del drama, por la manipulación demiúrgica de los personajes, recurriendo a Volpone (Ben Jonson). Atemorizados ante ese poder invisible o engañoso, incapaces de descifrar las intenciones últimas de la ceremonia y sin la inteligencia suficiente para atisbar la tramoya, los personajes iniciarán la imposible caza del fantasma. Una búsqueda que terminará, de manera irremediable, en el interior de cada uno de ellos. El fantasma es un agitador, su introducción genera movimiento y produce ambigüedad, y todos sabemos que nada se soporta peor que la incertidumbre. En esa lucha emprendida por los implicados para normalizar la situación, radica la verdadera función dramática del fantasma. Una vez iniciado ese camino, los cambios harán imposible cualquier intento de restauración a un momento anterior; el fantasma siempre será el motor de un proceso evolutivo. Evolución marcada por el cuidado absoluto de la estructura del guión, donde la dosificación, el escamoteo y la redistribución de la información, comportará la adecuación de los puntos de vista de los personajes a dicha información narrativa. Todo se irá conociendo gracias a la aparición de un fantasma que dicta las reglas del juego. Un perverso manejo de los tiempos que nos lleva a la equivalencia entre fantasma y espía; al maravilloso Ulysses Diello de Operación Cicerón (Five Fingers, 1952). Addie Ross, la narradora de Carta a tres esposas (Letter to three wives, 1949), es el fantasma perfecto del cine de Mankiewicz. Pero, en diferentes grados y maneras, su figura se extiende por toda la filmografía. Será esa capacidad para las variaciones sobre un mismo tema, lo que le permitirá sortear la alargada sombra de Charles Foster Kane y de aquel guión que su hermano mayor –Hermann- realizara para Ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Welles, 1941). Mankiewicz, en lugar de quedar reducido a epígono, convertirá una fórmula eventual en sistémica. Los fantasmas maquinados por Mankiewicz, se moverán entre esa polifonía wellesiana y la solista voz de ultratumba de Joe Gillis (William Holden) en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950), a la que, con matices, se adelanta en el tiempo. En este punto podemos encontrar unos cuantos fantasmas ejemplares, a difuntos resucitados con o sin la necesidad del flashback. Gino Monetti en Odio entre hermanos (House of strangers, 1950), María Vargas en La condesa descalza (The barefoot contessa, 1954), al anónimo americano tranquilo (The Quiet American, 1958), a Sebastian Venable en De repente, el último verano (Suddenly, last summer, 1959), al último Cecil Sheridan Fox de Mujeres en Venecia y a Julio César como fantasma edípico por partida doble, primero de Bruto en Julio César (Julius Caesar, 1953) y luego de Marco Antonio en Cleopatra (1963). Pero Mankiewicz, como avisaba, introduce variables según las cuales el fantasma no será siempre un muerto entre los vivos o un muerto reescrito por estos, sino un vivo entre los que están muriendo: el acosado Larry Cravat de Solo en la noche (Somewhere in the night, 1946), la esquiva Addie Ross de Carta a tres esposas, la pérfida Eve Harrington de Eva al desnudo (All about Eve, 1950), la inseparable y enigmática pareja Praetorius-Shunderson de Murmullos en la ciudad (People will talk, 1951), la irresistible Cleopatra, el primer Cecil Fox y ese elíptico objeto del deseo que es Marguerite Wyke en La huella (Sleuth, 1972). Otras tácticas empleadas por el cineasta, pasan por su brillante dedicación llegado el momento de explotar los recursos audiovisuales. Derrotando, de paso, el mantra cinéfilo que siempre lo clasifica como un director despreocupado o rutinario en ese apartado. Veamos algunos de esos detalles que nos avisan de su profunda implicación en las tareas de realización. Mankiewicz recurre a la mencionada recuperación iconográfica del fantasma clásico. Sebastian Venable en su último día de vida, aquel cuando todo se volvió blanco, empezando por la fotografía sobreexpuesta y el desenfoque, el aire, la tierra, las píldoras y las calles, para terminar con su impoluto traje blanco de seda. El monumento fúnebre de Maria Vargas, un fantasma canónico, ensabanada de mármol blanco. La tenebrosa -y profética- presentación de Eve entre tinieblas, versión femenina de Hary Lime bajo un dintel, con gorro y una amplia gabardina, ¿fantasma o vampiro? Cleopatra envuelta en la alfombra. Shunderson con su cabellera cana y con un lenguaje corporal fantasmagórico. La insistencia en la imagen y en sus medios de reproducción, le lleva a sembrar la escena de innumerables retratos y fotografías. Imágenes que serán utilizadas por los personajes casi como invocación espiritista. Al resultar imposible atrapar o descifrar al fantasma, se acude a las huellas –fotoquímicas y pictóricas- dejadas por éste. El poder de la imagen, su falta de cuerpo y su caprichoso grado de iconicidad respecto del referente, como mejor herramienta para transmitir y perpetuar el influjo ejercido por los fantasmas en el mundo material. Como extensión, como imposible vía para alcanzar la inmaterialidad y la grandeza del fantasma, también buscarán los espejos. Phoebe, la heredera de Eve, recurrirá a la unión de ambos puntos, al célebre juego de espejos y a la vestimenta fantasmal. La voz en off, junto a la fragmentación y el escamoteo visual, también son rasgos a destacar. El juego con el fuera de campo y los sonidos en El castillo de Dragonwyck, en la embajada de Operación Cicerón y en el palacio de Mujeres en Venecia. El furtivo brazo de Addie Ross y el terrorífico collage de Sebastian Venable, despedazado a partes iguales por la cámara y por los hambrientos muchachos.Otro de los efectos determinantes de la estrategia del fantasma, lo encontramos en los problemas de identidad que provoca. Como decíamos, todos los personajes emprenden un baile en torno al fantasma, codician descubrir al otro mientras ignoran su suerte. Con esta maniobra, Mankiewicz les ofrecerá la única vía posible para el conocimiento propio. Una toma de conciencia –no necesariamente amable- que habrían sido incapaces de lograr sin mediar la ayuda del personaje interpuesto. Se alcanza y se preserva, así, uno de los valores innegociables para Mankiewicz: la libertad y la identidad del individuo. Identidad que, apartada de gruesas implicaciones políticas ,queda amenazada por otro tipo de fantasmas, ahora de carácter negativo. A saber, la figura del wrong man (Escape, 1948), las disfunciones cerebrales (la amnesia de Larry Cravat, la lobotomía a Catherine Holly, la epilepsia de Julio César) y la disolución/castración ejercida por diferentes colectivos: la familia y su paso previo, el matrimonio, los grupúsculos sociales y los gremios, los inquisidores, los conspiradores y el poder.Como conclusión, podemos decir que Mankiewicz conjuga con acierto lo fantasmal y lo fantasmático. A partir de la dimensión “material” y funcional del primer concepto, consigue las representaciones mentales (en los personajes afectados) y estéticas (en el espectador) del segundo. Esto es, resultaría imposible acudir directamente a los problemas formales o ideológicos de su cine, sin conocer antes toda la serie de mecanismos que ha ido desplegando durante su elaboración.

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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor Vertigen » Jue Mar 08, 2012 6:28 pm

Pues este concienzudo estudio, me va a hacer que vuelva a ver la película esta semana.
Anchata agradeceiki (que en quechua castellanizado signifca Danke Sehr)
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Dom Mar 11, 2012 3:43 pm

NOTAS SOBRE UN CINEASTA MUY, MUY ACTUAL
STEVE MCQUEEN (A no confundir con el actor eh….)
HUNGER (2010) Y SHAME (2011)
NUESTRO CUERPO Y ¿NUESTRA ALMA?

Existe un cine consciente de su pasado y de un espectador que ya conoce los procesos, y otro cine que se acomoda en el subrayado. El plano de la conversación entre el preso del IRA y el sacerdote es, quizás, el más recordado del debut cinematográfico (Hunger) de Steve McQueen, por su extensión no manipulada, por su voluntad de recordarnos que los trayectos existen, por dar cuerpo al cambio, por restaurar el valor del cuerpo. Porque negar y detallar la elipsis son opciones equivalentes, contrapuestas al hecho de manipularla: erotismo y pornografía son las cunetas de lo que entendemos por cine, aisladas por el punto de corte.
La búsqueda de la pureza artística que perseguía Hunger en su infinidad de planos largos y su extrema sensorialidad se ve, en parte, relegada al tratamiento de guion en Shame. La música, como único arte puro (desreferenciado) encuentra eco en el porno, cuyo abuso de primeros planos se acerca a ratos al tratamiento visual que proponía McQueen en Hunger, mientras que Shame aborda procesos, primeros planos y sensorialidad de una manera más diegética, afianzado en un desarrollo que pierde fuelle a medida que avanza el metraje, siendo la aclamada escena del New York New York la más recordada en un film donde, ahora sí, representa una ruptura: Si en Hunger nos quería hacer conscientes del proceso, en Shame nos hace partícipes de su manipulación. Por eso el ‘full frontal’ de Fassbender cobra una vital significación, una vigorosa presencia que reposiciona el tránsito al mostrar su cuerpo desnudo sin que el sexo sea el detonante. Qué triste es ver vagar un cuerpo desnudo… nos hicieron creer que todo es propósito… y las miradas perdieron su magia…La escena de la interpretación de 'New York New York' de Carey Mulligan representa una relevante ruptura por parte de McQueen: si en 'Hunger' nos quería hacer conscientes del proceso, en 'Shame' nos hace partícipes de su manipulación. El ambiente marcadamente enfermizo que rodea al protagonista de Shame se ve trastocado por la luminosa humanidad de su hermana, forzada inquilina en las perfectas matemáticas del personaje de Michael Fassbender. Ella, pura negación del avance, oda al estatismo, enfrentada al sistema de logros de su hermano: el conflicto entre la tijera y la elipsis. McQueen subraya el punto de giro, abraza el posmodernismo y emparenta su apuesta con el Involuntary de Ruben Östlund y el Once de John Carney, con el maravilloso cine de accidentes. Así cobran sentido las mutaciones estilísticas que llevan de Hunger a Shame, planos detalle del cambio en el que McQueen cree y de los que habla no solo a través de sino también con la cámara. La escena donde Carey Mulligan canta el New York New York se erige (como la de la conversación en Hunger) en catalizador y bisagra para la antesala de la destrucción del cuerpo, siendo McQueen ese niño del que Víctor Hugo decía que, “al destrozar su juguete, parecía estar buscándole el alma”. El director británico niega la posibilidad de mostrar el alma en los trayectos del cuerpo, por eso en ambas propuestas destruye los procesos para intentar acercarse a esencias sin acudir a adjetivos ni verbos: Aristóteles y la pornografía. Y entonces los cuerpos pierden su lugar en "la ciudad ue nunca duerme", porque vuelven a ser conscientes de ellos mismos, de sus automatismos y de su fragilidad, y el contexto se convierte en negación, en hostilidad. Ahora los largos travellings que siguen al protagonista se antojan una persecución. El estatismo que antes bastaba para los propósitos requiere ahora de movimiento, de reposicionar el encuadre, de abordar los primeros planos que anulan el cuerpo. Porque el deseo, en Shame, no está en la mirada, sino en la mano de la chica refugiándose en la entrepierna, y ante esa asepsia son siempre las lágrimas las que nos recuerdan que hay vida tras el escaparate. Desarrollos contrapuestos en Hunger y Shame para retratar el humanismo inherente en la obra de McQueen, comprometido activista en retratar la unidad de cuerpo y alma. Por eso el pacato e hiperbólico clímax cobra sentido cuando la misma opción vista en Hunger sirve aquí para redefinir a su protagonista. Hunger era un retrato sobre la relación con nuestro cuerpo, mientras Shame lo es de la relación de nuestro cuerpo con el mundo: arquitectura y sangre. Así, la destrucción de cuerpos en Shame supone una suerte de vasos comunicantes que, no por obvios, dejan de ser menos coherentes. No está el interés de McQueen en retratar el modelo de hombre encerrado en la productividad, sino en mostrar la posibilidad del tránsito, en la ruptura del contexto, en la sutura bressoniana. Somos parte de enunciados que hemos aprendido a leer en diagonal para, con ello, olvidar qué significa la vergüenza: la elipsis como estilo de vida.

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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Mar Mar 13, 2012 3:20 pm

ORDET (LA PALABRA), de Carl Theodor Dreyer 1954

Cuando uno vuelve a cineastas como Dreyer,Tarkovsky, Kieślowski, Zanussi o Passolini entre otros, se acaba formulando la misma pregunta ¿Qué tipo de vigencia pueden tener las obras de estos cineastas en una sociedad que ha perdido la creencia en "lo trascendental"?. “Ordet” parte de una obra teatral del pastor y dramaturgo danés Kaj Munk , con la que Dreyer había quedado fascinado en su entreno en Cophenague en 1932. “Ordet” se desarrolla en el seno de una familia campesina luterana a principios del siglo XX. El patriarca Morten Borgen ha empezado a tener problemas de fe ya sus tres hijos se han separado del camino que el tenía premeditado para ellos.El hijo mayor Mikkel tiene una visión agnóstica de la vida ; Johannes que iba para futuro teólogo ha enloquecido por culpa de la lectura de Kierkeggard , y ahora se cree Jesucristo; el pequeño ,Anders, está enamorado de Kristine , la hija de Peter el sastre. Algo que Morten Borgen no puede consentir ya que el sastre y él tienen grandes disputas por su diferente concepción de la fe cristiana. El cristianismo de Borgen es (en teoría) mas alegre y espontáneo que la fe fría y sufridora de Peter. Con este conflicto Dreyer desarrolla un de los temas que pueblan su filmografía , el fanatismo religioso y la intolerancia como elemento de opresión. Recuérdese el juicio al que se ve somentido "el rostro" de Falconetti en La pasión de Juana de Arco (1928) o la acusación de brujería de Kristen Andreasen en Dies Irae (1943). Un personaje de gran importancia en la película es el de la nuera de Borgen, Inger , casada con el hijo ateo, Mikkel. Inger es una mujer embarazada (algo que no sólo era cierto en la ficción) con fuertes convicciones religiosas, que esta apunto de dar a luz. Cuando Inger se ponga de parto , sufrirá graves complicaciones que acabarán con la vida de su hijo y con la suya propia. A lo largo de toda la película Johannes creyéndose Jesucristo hará apariciones en las que recitará versos de la Biblia o premoniciones sobre lo que ocurrirá , sin embargo los que le rodean no harán caso de lo que dice , ya que lo consideran un pobre loco. Sólo su sobrina creerá en sus palabras. Como en esa estupenda escena , prodigio de la técnica, en la cual la cámara realiza una giro de 360º alrededor del tío y de la sobrina , mientras éste le dice que resucitará a su madre si los demás le dejan. El punto álgido de la película será cuando vayan a dar sepultura a Inger. Todos los personajes que han aparecido a lo largo de la obra se encuentran reunidos en una sala de la casa, alrededor del ataúd en la que se encuentra la nuera de Borgen. Seguidamente es cuando hará de nuevo su aparición Johannes, que poco después de la muerte de Inger había dejado una nota:me voy y me buscaréis, pero donde voy no podéis venir. Johannes entrará en la sala , como si hubiese recobrado la cordura , se colocará enfrente del cadáver de Inger y preguntará :¿ Alguno de vosotros habeís rogado a Dios para que nos devuelva a Inger? , ¿Por qué no hay entre los creyentes ninguno que crea?.... Su sobrina le cogerá la mano y "La palabra " le será dada, y finalmente el milagro de la resurrección se realizará frente a los incrédulos ojos de aquellos que decían creer. ¿Cómo consigue Dreyer filmar un hecho de está envergadura y no caer en el ridículo? Con una proeza y destreza técnica asombrosa. Mediante unas tomas largas, perfectamente coreografiadas, brillantes travellings y panorámicas Dreyer consigue que nos centremos en los personajes, en sus reacciones , en sus gestos y movimientos mediante un montaje sintético y una fotografía con grandes contrastes luces y sombras ,realizada por Henning Bendsten, que acrecienta la profundidad de campo. Dreyer se plantea un teorema sobre el verdadero carácter de la fe a través de Johannes y su sobrina. Ésta representa una fe pura e ingenua alejada de cualquier cuestionamiento sobre Dios, y en cuanto a Johannes su creencia deriva de su exceso de conocimiento, a causa de sus estudios de teología. Será la fe que representan estos dos personajes los que hagan que el reloj de la vida vuelva a funcionar (objeto de detalle en la escena final) y las incertidumbres religiosas de Borgen y Mikkel desaparezcan , difuminando las separación entre lo trascendente y lo cotidiano. Y es que en una sociedad en la todo se ha hecho visible, eliminando cualquier misterio, Dreyer se hace imprescindible.

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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor Prudencio Salce » Mar Mar 13, 2012 10:58 pm

Maño... No sé qué medicina te han recetado, pero has vuelto con una energía que recuerda la de Astérix y Obélix juntos tras tomarse su poción.
Magníficos artículos, Luis. :hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor JGUTII » Mié Mar 14, 2012 12:06 am

Me alegro mucho de leerte nuevo, Luis. Es reconfortante ver el ánimo que desprendes. :hola:
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Re: Editoriales de cine de LuisB

Notapor LuisB » Mié Mar 14, 2012 3:48 pm

Prudencio Salce escribió:Maño... No sé qué medicina te han recetado, pero has vuelto con una energía que recuerda la de Astérix y Obélix juntos tras tomarse su poción.
Magníficos artículos, Luis. :hola:


¡¡Bingo Prudencio!!. La poción mágica de Aaterix y Obelix juntas mezcladas con morfina y cortisona. ¡¡Brutal!!. Bueno, ahora toca despedirme por una temporada que hay viajes de ida y vuelta (seguro que los gatos tienen 7 vidas y a mi aun me quedan 4), asquerosas puebas, venenos y un descanso evidente y necesario. Me despido de vosotros - no os hagáis ilusiones que os quedan un montón de plúmbeos manuscritos por soportar - con un texto reciente que me ha solicitado un colega cinéfilo de la Universidad dedicado a un verdadero genio de la animación cuyas películas recomiendo fervorosamente. La última la vieron en Hueca 2011 o 2010, no me acuerdo bien. Nada que ver con Pixar, que conste

JAN ŠVANKMAJER, EL SACERDOTE DE LOS OBJETOS

Director, artista gráfico, escultor, poeta y embajador del surrealismo, Jan Svankmajer nació en el año 1934 y ha producido hasta la fecha una ingente cantidad de obras audiovisuales que involucran diversas técnicas de animación. Se formó en el Colegio de Artes aplicadas de Praga y luego en el Departamento de Marionetas de la Academia de Artes Escénicas de Praga. Si bien sus primeras obras datan de la década del sesenta, no fue conocido en el mundo occidental hasta mediados de los ochenta. Fue entonces cuando pasó a convertirse en un referente obligado para animadores y artistas plásticos de todo el mundo. Entre sus adeptos, cabe mencionar a los Hermanos Quay, quienes citan al maestro en un compendio de diez cortometrajes, titulado The Cabinet of Jan Svankmajer (1987). La aproximación de Jan Svankmajer al cine es, a todas luces, excéntrica. Va desde la periferia hacia el centro, desde los fotogramas a la unidad del movimiento. En sus películas la ilusión no quiere ocultar el artificio mecánico que la hace posible, antes bien se impone la limitación de revelarlo, de atrasar el movimiento fluido y en sus intersticios mostrarnos lo siniestro, lo grotesco; lo que continuamente se escapa a las tinieblas de la imaginación.

En aquella primitiva distinción de Bazin entre los cineastas de la realidad y los de la imagen, Svankmajer sin duda pertenece a este último grupo, situando al espectador en un abismo del montaje. Todo en su filmografía es artificio, ilusión interrumpida. Vemos en sus primeros trabajos, del cual Picknic mit Weissmann (1968) es un ejemplo emérito, una voluntad de dar vida a lo inanimado. Los muebles, la vestimenta, los artefactos humanos, también hacen excursiones al campo cuando no nos ocupamos de ellos, y en algunos casos excepcionales, son capaces de una rebeldía peligrosa, como queda demostrado en The apartment (Byt, 1968) filme en el que toda una habitación conspira contra su dueño.

Como dice el verbo animar, se trata de “dar alma” a los objetos inertes, hechizarlos como el aprendiz de mago en Fantasía (1940). Aunque Svankmajer, no se conforma con crear un mundo de fantasía complaciente, donde se realizarían todos nuestros deseos infantiles. Su cine es también una denuncia, una interrupción abrupta del sueño sin despertar; eso que Freud caracterizó tan agudamente como una pesadilla. Y es que el espectáculo de variedades (El último truco, 1964) deviene en su exceso un desmembramiento. El amor apasionado (Posibilidades del diálogo, 1983) en el que se funden los seres, es también el lugar donde se aniquilan mutuamente. De la risa pasamos inadvertidamente al llanto. Posibilidades de diálogo (Moznosti dialogu, 1982).

Es que el reverso de lo cómico es lo ominoso. El cuerpo, que debiese ser lo más familiar padece de ciertos automatismos involuntarios que nos harán reír cuando los observamos con distancia, pero basta que los experimentemos en carne propia para que la angustia se desborde. Así pues, el cine de Svankmajer nos enfrenta con esta doble condición: a la vez que espectadores de cuerpos en movimiento, somos nosotros mismos un cuerpo, un mecanismo susceptible de fallos. De ahí que el esfuerzo del autor sea, en este sentido, profundamente manierista, revelando aspectos de la imagen que van más allá de la mímesis clásica, hacia una alquimia de naturaleza y artefacto.

Si durante el renacimiento la materia homogénea y las divinas proporciones servían al ideal de belleza, Giuseppe Arcimboldo supo encontrar en la heterogeneidad y espontaneidad de la naturaleza salvaje su aliento creativo. Sus pinturas son arte y manifiesto teórico a un tiempo. Así mismo, Svankmajer, quien es un declarado admirador del pintor milanés, halla en los objetos desgastados por el uso, en el desorden caótico de la producción industrial, una forma profundamente humana. Cuando el director declara no ser un artista, creo que está afirmando que lo suyo no es la belleza apolínea, sino precisamente el material sobrante, la basura del artista. Negada tal vez, relegada al taller, a la oscuridad de los sótanos o los armarios, pero testimonio legítimo de nuestros deseos y obsesiones. No es casualidad que el maestro se haya interesado por el relato de Lewis Carroll. En Alice, (1988) Svankmajer nos da su propia versión de lo que hay en la madriguera del conejo. Allí los personajes no han salido de ningún país de las maravillas; son objetos familiares que han devenido siniestros, por una extraña voluntad de asediar al inocente. Antes que un país de las maravillas se trata de un país de las pesadillas. Algunos han querido ver en las metáforas y símbolos de la filmografía de Svankmajer exclusivamente denuncias políticas, y tienen a su disposición evidencias históricas que respaldan esta tesis (La muerte del estalinismo en Bohemia, 1990). Pero ésta es, a mi modo de ver, una interpretación que pierde de vista lo esencial. La dialéctica entre la vida y el mecanismo nunca se resuelve en Svankmajer. Cada problema que se plantea el autor origina una reproducción incesante, un desborde de asociaciones inconscientes, donde los seres inanimados comienzan a hablar su propio lenguaje. Esto es lo que deliberadamente ha intentado el maestro con sus trabajos, una suerte de idolatría, de sacralización fetichista (Conspiradores del placer, 1996) de los objetos para que ellos nos revelen aspectos de nosotros mismos que desconocíamos, o teníamos en la profundidad de nuestro inconsciente.

En su último filme estrenado Sobrevivir a la vida (teoría y práctica) (2010), Jan Svankmajer incorpora con gran maestría, sus intuiciones teóricas más agudas con décadas de práctica en el campo de la animación. El resultado es un género que él mismo denomina “comedia psicoanalítica”, advirtiendo desde un comienzo al espectador que no encontrará en el filme demasiada ocasión para reírse. Evzen, su protagonista, sueña con una mujer ideal, una morena vestida de rojo dispuesta a cumplir todos sus deseos. Pero cada vez que se acerca al objeto de sus aspiraciones, el sueño acaba abruptamente (un recurso del que ya hemos hablado). Evzen quiere continuar su sueño, vivir en él, una suerte de vida paralela. Con tal propósito visita a una psicoanalista, se sumerge en el estudio de los sueños y el modo en cómo pueden ser manipulados. Pero mientras más comprende la naturaleza del sueño (su mecanismo), más se aproxima a una verdad intolerable, una verdad que es a la vez lo más extraño y lo más familiar. Se trata de otro tipo de comedia, una que reflexiona sobre el material del que estamos hechos. Actualmente Svankmajer trabaja en Hmyz (Insectos), su nuevo largometraje a estrenarse en el 2015. A estas alturas de su carrera, con un objeto tan bien definido por décadas de trabajo, sólo cabe esperar del árbol sus mejores frutos.

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