jorgito24 escribió:Iris busca la salida en el amor, se aferra a eso y al final se da cuenta de que ni siquiera el amor la puede salvar, no hay camino a la felicidad. Es entonces cuando realmente es consciente del sinsentido de su vida (de las de todos) y decide rebelarse, en un principio la solución más fácil sería el suicidio. Iris opta por cargarse a todos, por fin parece que vive, es una salida a su reclusión, en parte podría entenderse cómo un "suicidio social". La música en la última escena es reveladora:
Una vez más, Jorgito lo ha dejado bien patente, el camino de Kaurismaki se une al de Buñuel (y, repito, NO ESTOY comparando. ÚNICAMENTE constato). En Nazarín, cuando éste, tras la conversación con el bandido bueno, llega a la conclusión de que su vida de fiel seguidor de las enseñanzas de Cristo no tiene sentido, decide apartarse de ella y, al día siguiente, rechaza la caridad que le ofrece la frutera. No obstante, al comprender que no hay salida posible; que la suimión a Cristo o la rebeldía no solucionan nada, decide aceptar la piña que le ofrece la frutera, mentando a Dios como futuro pagador del favor. Sin embargo en la frase no hay agradecimiento cristiano, sino mera fórmula de cortesía para agredecer el gesto solidario.
Nazarín no opta por el suicidio o el asesinato (los tiempos del surrealismo ya habían pasado), como Iris, sino por acercarse al pueblo directamente, sin ningún mediador humano ni divino. Evidentemente en 1958, el viejo comunista maño, aún creía posible la utopía.
En 1990, las cosas habían cambiado mucho.
Por otro lado, en Nazarín la música también ocupa un lugar muy importante, subrayando los acontecimientos. Los tambores de Calanda, que suenan ininterrumpidamente en Semana Santa, entre la muerte y resurrección de Cristo, subrayan contundéntemente el cambio de actitud de Nazarín (su muerte y resurrección simbólicas). Una vez rechazada la piña, comienzan a sonar hasta que Nazarín, tras reflexionar, vuelve sobre sus pasos y, agradecido, acepta el regalo que le ofrece la frutera.