Luego de 100 años, considero que el "Diccionario del Diablo" de
Ambrose Bierce aún posee gran vigencia. He seleccionado fragmentos para dar algo de "luz" a este asunto y, tal vez, a todo el hilo. Aclaro que la traducción pertenece al argentino Rodolfo Walsh y que algo de humor no viene mal entre tanta "tragedia"...
Ambrose Bierce escribió:A
Absurdo, s. Declaración de fe en manifiesta contradicción con nuestra opiniones.
Acusar, v.t. Afirmar la culpa o indignidad de otro; generalmente, para justificarnos por haberle causado algún daño.
Adherente, s. Secuaz que todavía no ha obtenido lo que espera.
Admitir, v. t. Confesar. Admitir los defectos ajenos es el deber más alto que nos impone el amor de la verdad.
Aflicción, s. Proceso de aclimatación que prepara el alma para otro mundo más duro.
Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.
Anormal, adj. Que no responde a la norma. En cuestiones de pensamiento y conducta ser independiente es ser anormal y ser anormal es ser detestado. En consecuencia, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a uno mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz, la perspectiva de la muerte y la esperanza del Infierno.
Aplauso, s. El eco de una tontería. Monedas con que el populacho recompensa a quienes lo hacen reír y lo devoran.
Arrepentimiento, s. Fiel servidor y secuaz del Castigo. Suele traducirse en una actitud de enmienda que no es incompatible con la continuidad del pecado.
C
Calamidad, s. Recordatorio evidente e inconfundible de que las cosas de esta vida no obedecen a nuestra voluntad. Hay dos clases de calamidades: las desgracias propias y la buena suerte ajena.
Castigo, s. Lluvia de fuego y azufre que cae sobre los justos e igualmente sobre los injustos que no se han protegido expulsando a los primeros.
Celoso, adj. Indebidamente preocupado por conservar lo que sólo se puede perder cuando no vale la pena conservarlo.
Cínico, s. Miserable cuya defectuosa vista le hace ver las cosas como son y no como debieran ser. Los escitas acostumbran arrancar los ojos a los cínicos para mejorarles la visión.
Complacer, v. t. Poner los cimientos para una superestructura de imposiciones.
Conversación, s. Feria donde se exhibe la mercancía mental menuda, y donde cada exhibidor está demasiado preocupado en arreglar sus artículos como para observar los del vecino.
Crítico, s. Persona que se jacta de lo difícil que es satisfacerlo, porque nadie pretende satisfacerlo.
D
Dependiente, adj. Dícese del que confía en la generosidad de otro cuando no puede abusar de sus temores.
Desprecio, s. Sentimiento que experimenta un hombre prudente ante un enemigo demasiado temible para hacerle frente sin peligro.
Difamar, v. t. Atribuir maliciosamente a otro vicios que no hemos tenido la oportunidad ni la tentación de practicar.
Diplomacia, s. Arte de mentir en nombre del país.
Disculparse, v. i. Sentar las bases para una ofensa futura.
Discusión, s. Método de confirmar a los demás en sus errores.
Dolor, s. Estado de ánimo ingrato, que puede tener una base física, o ser puramente mental y causado por la felicidad ajena.
E
Egoísta, adj. Sin consideración por el egoísmo de los demás.
Entendimiento, s. Secreción cerebral que permite a quien la posee distinguir una casa de un caballo, gracias al tejado de la casa. Su naturaleza y sus leyes han sido exhaustivamente expuestas por Locke, que cabalgó una casa, y por Kant, que vivió en un caballo.
Entusiasmo, s. Dolencia de la juventud, curable con pequeñas dosis de arrepentimiento y aplicaciones externas de experiencia.
Espejo, s. Plano vítreo sobre el que aparece un efímero espectáculo dado para desilusión del hombre.
Espiar, v. i. Escuchar secretamente un catálogo de los crímenes y vicios de otro, o de uno mismo.
Éxito, s. El único pecado imperdonable contra nuestros semejantes.
F
Famoso, adj. Notoriamente miserable.
Fanático, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.
Felicidad, s. Sensación agradable que nace de contemplar la miseria ajena.
Fidelidad, s. Virtud que caracteriza a los que están por ser traicionados.
G
Gramática, s. Sistema de trampas cuidadosamente preparadas en el camino por donde el autodidacto avanza hacia la distinción.
H
Hablar, v. i. Ser indiscreto sin ser tentado, a partir de un impulso sin propósito.
Hipócrita, s. El que profesando virtudes que no respeta se asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.
Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable.
Honorable, adj. Dícese de lo que está afligido por un impedimento en su capacidad general. En las cámaras legislativas se acostumbra dar el título de "honorable" a todos los miembros. V.g.: "El honorable diputado es un perro sarnoso".
Humildad, s. Paciencia inusitada para planear una venganza que valga la pena.
Humillación, s. Actitud mental decente y habitual en presencia del dinero o el poder. Peculiarmente apropiada en un empleado cuando se dirige a su patrón.
I
Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu cuya influencia en los asuntos humanos ha sido siempre dominante. La actividad del Idiota no se limita a ningún campo especial de pensamiento o acción, sino que "satura y regula el todo". Siempre tiene la última palabra; su decisión es inapelable. Establece las modas de la opinión y el gusto, dicta las limitaciones del lenguaje, fija las normas de la conducta.
Ilustre, adj. Favorablemente situado para recibir las flechas de la malicia, la envidia y la calumnia.
Inconducta, s. Infracción de la ley que posee menos dignidad que la felonía y no autoriza el ingreso en la mejor sociedad criminal.
Indefenso, adj. Incapaz de atacar.
Ineficaz, adj. Dícese de lo que no está calculado para favorecer nuestros intereses.
Injusticia, s. De todas las cargas que soportamos o imponemos a los demás, la injusticia es la que pesa menos en las manos y más en la espalda.
Ingrato, s. El que recibe un beneficio de otro, o es objeto de una caridad cualquiera.
Injuria, s. Ofensa que sigue en gravedad a un desdén.
Insurrección, s. Revolución fallida. Fracaso de opositores que pretenden reemplazar un gobierno malo por otro desastroso.
Ira, s. Enojo de grado y cualidad superiores que corresponde a personajes encumbrados y a ocasiones importantes: como "la ira de Dios", "los días de ira", etc. Los antiguos consideraban sagrada la ira de los reyes y de los sacerdotes, porque generalmente podía manifestarse a través de un dios. Los griegos frente a Troya fueron tan hostigados por Apolo, que saltaron de la sartén de la ira de Crises al fuego de la cólera de Aquiles, aunque Agamenón, el único ofensor, no resultó asado ni quemado. Inmunidad parecida gozó David cuando incurrió en la cólera de Yahveh por censar a su pueblo, del que setenta mil pagaron la pena con sus vidas. En la actualidad Dios es Amor y los censistas pueden cumplir su trabajo sin temor al desastre
Justicia, s. Artículo más o menos adulterado que el Estado vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios personales.
L
Lástima, s. Sensación de inmunidad, inspirada por el contraste.
Lenguaje, s. Música con que encantamos las serpientes que custodian el tesoro ajeno.
Libertad, s. Uno de los bienes más preciosos de la Imaginación, que permite eludir cinco o seis entre los infinitos métodos de coerción con que se ejerce la autoridad. Condición política de la que cada nación cree tener un virtual monopolio. Independencia. La distinción entre libertad e independencia es más bien vaga, los naturalistas no han encontrado especímenes vivos de ninguna de las dos.
Locuacidad, s. Dolencia que vuelve al paciente incapaz de contener la lengua cuando uno quiere hablar.
Locura, s. Ese "don y divina facultad" cuya energía creadora y ordenadora inspira el espíritu del hombre, guía sus actos y adorna su vida.
Lógica, s. Arte de pensar y razonar en estricta concordancia con los límites e incapacidades de la incomprensión humana. La base lógica es el silogismo, que consiste en una premisa mayor, una menor y una conclusión, por ejemplo: "Mayor": Sesenta hombres pueden realizar un trabajo sesenta veces más rápido que un solo hombre. ."Menor": Un hombre puede cavar un pozo para un poste en sesenta segundos. "Conclusión": Sesenta hombres pueden cavar un pozo para un poste en un segundo. Esto es lo que puede llamarse el silogismo matemático, con el cual, combinando lógica y matemática, obtenemos una doble certeza y somos dos veces benditos.
M
Malechor, s. El principal factor en el progreso de la raza humana.
Mendigo, s. El que ha confiado en la ayuda de los amigos.
Mío, adj. Lo que me pertenece, siempre que pueda apropiármelo.
Misericordia, s. Virtud que aman los delincuentes sorprendidos.
O
Obstinado, adj. Inaccesible a la verdad, tal como se manifiesta en el esplendor y la fuerza de nuestras creencias. El prototipo popular de la obstinación es la mula, animal muy inteligente.
Odio, s. Sentimiento cuya intensidad es proporcional a la superioridad que lo provoca.
Olvido, s. Estado en que los malos cesan de luchar y los tristes reposan. Eterno basurero de la fama. Cámara fría de las más altas esperanzas.. Lugar donde los autores ambiciosos reencuentran sus obras sin orgullo, y a sus superiores sin envidia. Dormitorio desprovisto de reloj despertador.
Oponer, v. Ayudar con obstrucciones y objeciones.
Oportunidad, s. Ocasión favorable para atrapar un desengaño.
Optimismo, s. Doctrina o creencia de que todo es hermoso, inclusive lo que es feo; todo es bueno, especialmente lo malo; y todo está bien dentro de lo que está mal. Es sostenida con la mayor tenacidad por los más acostumbrados a una suerte adversa. La forma más aceptable de exponerla es con una mueca que simula una sonrisa. Siendo una fe ciega, no percibe la luz de la refutación. Enfermedad intelectual, no cede a ningún tratamiento, salvo la muerte. Es hereditaria, pero afortunadamente no es contagiosa.
Optimista, s. Partidario de la doctrina de que lo negro es blanco. En cierta oportunidad un pesimista pidió auxilio a Dios. Ah --dijo Dios--, tú quieres que yo te devuelva la esperanza, la alegría.
--No --replicó el pesimista--. Me bastaría si crearas algo que las justificara.
--El mundo ya está todo creado --repuso Dios--, pero te olvidas de algo: la mortalidad del optimista.
P
Paciencia, s. Forma menor de la desesperación, disfrazada de virtud.
Paraíso, s. Lugar donde los malvados cesan de perturbarnos hablando de sus asuntos personales, y los buenos escuchan con atención mientras exponemos los nuestros.
Patriota, s. El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conquistadores.
Patriotismo, s. Basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso. En el famoso diccionario del doctor Johnson, el patriotismo se define como el último recurso de un pillo. Con el respeto debido a un lexicógrafo ilustre, aunque inferior, sostengo que es el primero.
Paz, s. En política internacional, época de engaño entre dos épocas de lucha.
Pereza, s. Injustificada dignidad de modales en una persona de baja categoría.
Plagiar, s. Asumir el pensamiento o el estilo de otro escritor, a quien uno jamás ha leído.
Plagio, s. Coincidencia literaria entre una prioridad carente de mérito y una posterioridad honorable.
Pleito, s. Máquina en la que se entra en forma de cerdo y se sale en forma de salchicha.
Predilección, s. Etapa preparatoria del desengaño.
Presente, s. Parte de la eternidad que separa el dominio del desengaño del reino de la esperanza.
R
Racional, adj. Desprovisto de ilusiones, salvo las que nacen de la observación, la experiencia y la reflexión.
Razonable, adj. Accesible al contagio de nuestras opiniones. Receptivo a la persuasión, la disuasión, la evasiva.
Razonar, v.t. Pesar probabilidades en la balanza del deseo.
Realidad, s. El sueño de un filósofo loco. Lo que queda en el filtro cuando se filtra un fantasma. El núcleo de un vacío.
Rebelde, s. El que propone un nuevo desgobierno, sin conseguir implantarlo.
Reflexión, s. Proceso mental que nos da una visión más clara del pasado y nos permite eludir peligros que no volveremos a enfrentar.
Reloj, s. Máquina de gran valor moral para el hombre, que mitiga su preocupación por el futuro al recordarle cuánto tiempo le queda.
Renunciar, v. t. Ceder un honor a cambio de una ventaja. Ceder una ventaja a cambio de otra ventaja mayor.
Ridículo, s. y adj. Palabra destinada a probar que la persona a quien se aplica carece de la dignidad de carácter de quien la pronuncia. Según Shaftesbury, el ridículo es la prueba de la verdad: afirmación ridícula, pues muchas solemnes falacias han sobrevivido a siglos de ridículo, sin que disminuyera su aceptación popular.
Ruido, s. Olor nauseabundo en el oído. Música no domesticada. Principal producto y testimonio probatorio de la civilización.
S
Superar, v.t. Hacerse de un enemigo.
V
Venganza, s. Roca natural sobre la que se alza el Templo de la Ley.
Verdad, s. Ingeniosa mixtura de lo que es deseable y lo que es aparente. El descubrimiento de la verdad es el único propósito de la filosofía, que es la más antigua ocupación de la mente humana y tiene buenas perspectivas de seguir existiendo, cada vez, más activa, hasta el fin de los tiempos.
Danny boy... No cometeré la terrible crueldad de ignorarte... no te preocupes.
La supervivencia, muchas veces, depende de la inteligencia. Tal vez, sería interesante reflexionar sobre el significado de "valentía"... ¿A quién le importa un "hecho o hazaña heroica ejecutada con valor"? ¿Para defender una verdad? ¿La verdad de quién?... Un verdadero sacrificio siempre necesita de una verdadera causa. Y sinceramente no veo causas verdaderas en esta discusión. Fuera de internet sí, pero eso es otra historia...
Luego de esta introducción, me pregunto a qué le llamas "ataques"... Cuanto más añades más oscureces. Jamás hubiera pensado en que escribiendo lo que me habías enviado y sin conocerme, eras al mismo tiempo tan vulnerable a mis palabras. Evidentemente algo que yo dije sin dar demasiada importancia al asunto, ha detonado en ti la "ira divina". Un mínimo detalle, una palabra, no sé. Ni me interesa saberlo... Pero te recuerdo que tú has sido el que decidió iniciar una comunicación conmigo. Si nada sucedió como tú lo esperabas lo lamento...
Lo que yo te haya dicho ya lo sabe
MurnauVsBuñuel, atendiendo a su pedido de "aclarar" el asunto en privado. Él decidirá entonces si mis palabras fueron realmente "graves" y provocadoras de tu odio.
En realidad, si debo "confesar" algo, es lo siguiente:
Tus exigencias, tus acusaciones y finalmente tus insultos, en forma de mensajes privados, no fueron los causantes de mi preocupación.
Sinceramente nunca le di real importancia a tus mensajes. Lo que me ha molestado es que plagiaras mis ideas, luego de haber dicho todo lo que me habías dicho.
Valoro la sinceridad, por ende no puedo sentirme verdaderamente ofendido cuando leo tus palabras de odio hacia mi persona. Lo que me desagrada es la hipocresía.
Partiendo de la base lógica de que me odias y no quieres ser igual que yo, ¿por qué plagias públicamente textos míos y decides añadir tu firma luego de atacarme en privado?
En mi caso personal, yo no te odio. Pero es verdad que no quiero ser igual que tú. Soy libre de ser como deseo ser y soy libre de no querer ser como tú eres.
Y me interesa que seas tú mismo, no deseo que seas lo que yo soy.
Sobre el motivo inicial que ha impulsado tu decisión de enviarme tantos privados... si quieres exponerlo públicamente hazlo. Sinceramente yo lo veo ridículo y significa volver a un debate ya finalizado por otros usuarios...
Ya que públicamente ha quedado extremadamente clara la diferencia entre nosotros dos y el profundo deseo (al menos en mi caso) de no parecernos en nada, no le encuentro sentido a seguir con una discusión. ¿Para qué? ¿Para convencernos mutuamente de qué? Deberíamos agradecer a la existencia el hecho de que todos seamos diferentes y de que no exista la igualdad. De eso se trata vivir y no debería representar (necesariamente) un constante conflicto. Para discutir como lo hacían los antiguos sabios griegos (poseedores de la "areté"-) es necesario otro camino y otra voluntad.
Además... seamos sensatos... tu verdadero nombre no es "Danny boy" ni el mío "satantango"... tampoco nuestras vidas están en juego... Esto es internet, no la vida real por la que se debe luchar todos los días.
Por mi parte y por estos motivos, insisto en mi deseo de cerrar este asunto. Asunto que doy por terminado.
Si deseas añadir algo, eres libre de hacerlo, estás en tu derecho.
En cuanto a la intención de algunos compañeros moderadores, de "tomar medidas" o de aplicar "sanciones" hacia Danny boy ya expuse mi opinión en privado y no tengo problema en hacerlo público: rechazo cualquier clase de sanción contra Danny boy. Agradezco el gesto y preocupación de algunos amigos, pero no creo que este asunto merezca tanto...
Partiendo de la idea de que "todo Estado es policial", yo no soy cómplice de las leyes. Tampoco necesito que alguien "me defienda" ni me agrada la demagogia de traicionar a mi propio espíritu adoptando formas ajenas para "agradar" a una mayoría y recibir un "apoyo popular". Mi misión en este mundo no es agradar ni dejar conformes a todos.
El Amor es otra cosa...
Un saludo