Confusion will be our epitaph... como no, el rey carmesi! Mariposa en Alfiler(Apuntes a ninguna parte IV)(Estructurado en torno a la serendipidad casual del momento)
Albert Kahn (1860-1940) ¿Banquero y Filántropo alsaciano? Tras esta contradicción se esconde uno de los pocos casos creíbles y con aportes est-éticamente relevantes de esa farisea caridad humanística (en su caso fruto de la explotación de las minas de diamantes en Sudáfrica apoyando las operaciones de Cecil Rhodes y las compañías De Beers). Financió el primer proyecto de creación de un archivo visual-global, llamado “El archivo del planeta”, enviando media docena de operadores y fotógrafos a más de 50 países, de los cuales se conservan 72000 autocromos y 100 horas de filmación. El archivo comenzó a conformarse en 1909 y se puso fin al proyecto en 1930, cuando la crisis de la gran depresión forzó la situación económica de Kahn.
Alan Lomax (1915-2002) El musicólogo norteamericano más relevante y influyente del siglo XX (1). Un viajero al servicio de la Biblioteca del congreso que dedicó su vida a recorrer el planeta con su grabadora y su Leica, recogiendo testimonios sinceros y fascinantes de la tradición cultural planetaria. Ideólogo de la Cultural Equity, entre el 52 y el 53 recorrió el territorio español, y visitó Euskal Herria, quedando reflejada su labor en sendos discos publicados dentro de la colección “Spanish recordings”.
En este artículo se van a dar la mano principios de siglo, los años 40, y los 70. Un sinfín de lugares, pues es también sin duda un cruce de caminos y larguísimos viajes. Imágenes, fotos y sonidos de un pasado. Es una introducción khaótica y tan sólo pretende suscitar interés por estos personajes y sus obras, sin ahondar en demasía. El porqué de la atracción irrefrenable hacia este pasado, quizás lo encuentre en Benjamin:
En la fotografía, el valor exhibitivo comienza a reprimir en toda la línea al valor cultual. Pero éste no cede sin resistencia. Ocupa una última trinchera que es el rostro humano. En modo alguno es casual que en los albores de la fotografía el retrato ocupe un puesto central. El valor cultual de la imagen tiene su último refugio en el culto al recuerdo de los seres queridos, lejanos o desaparecidos. En las primeras fotografías vibra por vez postrera el aura en la expresión fugaz de una cara humana. Y esto es lo que constituye su belleza melancólica e incomparable. Pero cuando el hombre se retira de la fotografía, se opone entonces, superándolo, el valor exhibitivo al cultual.Quizás todo este pensamiento y la razón de articular esta sucesión de apuntes deriva tan sólo de la idea de que
la cantidad de imágenes existentes es tan aplastante que la idea de producir más carece de sentido… Y es que en ese archivo fotográfico de Kahn y en ese vagabundear de Lomax, se puede ver un mundo que percibe y asiste a su extinción, dando sempiterna muestra de su condición.
El proceso es sintomático; su significación señala por encima del ámbito artístico. Conforme a una formulación general: la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible… Su agente más poderoso es el cine. La importancia social de éste no es imaginable incluso en su forma más positiva, y precisamente en ella, sin este otro lado suyo destructivo, catártico: la liquidación del valor de la tradición en la herencia cultural.
Por primera vez en la historia universal, la reproductibilidad técnica emancipa a la obra artística de su existencia parasitaria en un ritual. La obra de arte reproducida se convierte en reproducción de una obra artística dispuesta para ser reproducida… En lugar de su fundamentación en un ritual aparece su fundamentación en una praxis distinta, a saber en la política.Todo nos lleva a un mismo punto, esta sucesión de apuntes en principio desordenados, termina siempre encañonando cierta realidad impuesta. Es esa infoxicación que nos ahoga. Este neologismo ideado por Alfons Cornella (2) antes de que Google existiera, tiene por tanto ahora mayor vigencia que nunca. ¿Vivimos en una sociedad intelectualmente intoxicada por el exceso o simplemente somos incapaces de manejarla provechosamente de momento? ¿Es cierto que de este irrefrenable y saturado ritmo deviene un déficit en la calidad de vida como defiende Orrin Klapp? Sinceramente; ¿La historia absolverá las 1776 películas estrenadas en el estado español en 2007? (3) ¿Las absolverá de su vulgaridad, de la banalidad de sus planteamientos, de la reiteración y saturación de lugares comunes? De seguro las enredará el olvido, pero mientras tanto el pueblo asiste al bombardeo que de tan intenso resulta desinformativo, opiáceo y sintiéndolo mucho; en absoluto inocente.
Lo mismo ocurre con las librerías (4), un desierto de dunas literarias nos recibe al entrar a éstas. Intragable cantidad de publicaciones, insoportable saturación de lecturas domesticadas, ensalzadas por medios concebidos como referente cultural inquebrantable, que (en algunos casos) diciéndose de izquierdas establecen dóciles cánones de referencia en absoluto entendibles como necesaria donación del tiempo actual a un futuro.
Las cifras, ceros y unos. Las cifras tras las cuales hay seres humanos.
Temblad, muchachos temblad:1. La antigua Biblioteca de Alejandría, reputada como la mayor que existió en toda la era antigua y medieval, albergaba alrededor de medio millón de libros. En terminología moderna, eso significa aproximadamente 3 Terabytes de información. La Biblioteca del Congreso de los EEUU, la más grande del mundo de la imprenta, almacena cerca de 20 millones de volúmenes; unos 136 Terabytes. Según estos cálculos sólo la parte ‘visible’ de la web superaba a principios de 2003 los 170 Terabytes; pero el texto incluido en mensajes instantáneos superaba los 274 Terabytes, y el correo electrónico los 400.000 Terabytes cada año. Se calcula en más de 4.600.000 Terabytes la información generada en 2002 que se almacenó en soporte magnético, y esta cifra crece a una media del 30% anual.
2. En un estudio que se ha hecho hace muy poco en Berkeley, quizá es el primer estudio serio y riguroso que intenta llegar a una cifra sobre la cantidad de información que se produce anualmente en el mundo, se llegó a esta cantidad: 2 hexabytes por año, 2 x 1018 por año; esta cantidad se produce en cualquier formato, es decir, aquí están incluidas las películas, los vídeos, los papeles que se hacen en las oficinas; están incluidos los libros, todo lo que representan contenidos realizados por una persona o por una máquina, por ejemplo aquí también están incluidos los datos recogidos por satélitesmeteorológicos, etc. Puede parecer que es poco, pero es una cantidad extraordinaria. 2 hexabytes al año es una cantidad impresionante, si la comparamos con los átomos que hay en el universo podríamos darnos cuenta de que estamos ante una cantidad muy importante. Por tanto tenemos un punto de partida y tenemos una sociedad que está generando una cantidad de información como nunca había generado. Aquí tenéis una comparación muy simple de los inputs que recibía un ciudadano norteamericano en los años 60 y lo que recibirá en el año 2004 en cuanto a distintas fuentes de información. En los años 60, cuando empezaron a aparecer los mass-media, maduraron los mass-media, una persona normal tenía acceso a unas 18 estaciones de radio, 4 canales de televisión, 4.500 títulos de revistas. En el otro lado tenéis el equivalente, 18.000 títulos de revistas, 20 millones de sitios en Internet, 2.400 millones de estaciones de radio en Internet.
Ésta es por tanto una publicación más. Y todo aquello que escribo, lo digo ahora a fin de zafarme o quizás en realidad de autoinculparme, una confesión hecha a modo de advertencia, casi en la línea de la pintura industrial de Pinot Gallizio.
Entremos en el meollo informativo. Estamos en 1952, y Lomax está en Valldemossa, Mallorca. Armado con su cámara de fotos Leica y su magnetófono Magnecord, se dispone a conocer y dejar testimonio por medio de sus grabaciones de la tradición de las islas. Visitará Mallorca, Ibiza y Formentera. En su labor abarcará y sentirá curiosidad por el total de cuanto observa (5), legando el “Mallorca Notebook”, notas-apuntes y un buen número de fotografías. Su mirada está aún semi-virgen de la WorldMusic, la mercadotecnia de lo exótico y esa actual necesidad de consumir alteridad y diversidad previamente esterilizada.
Lomax comenzó a trabajar para la Biblioteca del congreso en los años 30, introducido en el mundo de la musicología por su padre John. Pudo así entrar en contacto con la minoría afroamericana, formándose una posición crítica que
realzó su perfil de activista político delante de las autoridades durante las décadas conservadoras y anticomunistas de los años 40 y 50. Cuando por razones de orden político, el congreso suprimió los fondos asignados al archivo, Lomax perdió su trabajo y se traslado a Nueva York, donde recibió el encargo de Columbia Records para realizar una serie de grabaciones de música tradicional que debía ser una muestra representativa de las tradiciones musicales de diversas partes del mundo; España entre ellas .Necesitaba por tanto viajar a la rancia España del caudillo a fin de lograr ver publicadas sus entregas. Tragándose su sentimiento de aversión hacia éste y su obra, confirmó su participación en el congreso internacional sobre folclore que se iba a celebrar en la isla. Allí se topo con el profesor Marius Schneider, director del Centro Superior de Investigaciones de Madrid, coordinador del congreso y por todos conocido; refugiado nazi. La estupidez y cerrazón de este personaje sólo lograron reforzar la posición de Lomax, que comenta lo siguiente en uno de sus cuadernos de notas; En realidad, en ningún momento había hecho planes para quedarme. Tan sólo disponía de unas cuantas cintas para grabar y nunca había hecho un estudio de etnología española. No obstante, aquello supuso mi primera experiencia con un nazi y, al mirar a aquel idiota autoritario desde el otro lado de la mesa del comedor, me prometí a mí mismo que, aunque tuviera que consagrar el resto de mi vida a aquella tarea, grabaría la música de aquel país ensombrecido.
-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.
Este periplo de Lomax por la España Franquista, adolece de un estudio aun hoy en nuestros días (6). Sería un material de primer interés historiar su paso por Guipúzcoa, Bizkaia y Navarra, ahora que aún quedan gentes que recuerdan la venida de un norteamericano armado de aparatos varios, dispuesto a escucharles cantar y expresarse con su atenta mirada respetuosa. Referente a esto en 2004 vio la luz el documental Lomax the Songhunter del director holandés Rogier Kappers. El director pudo visitar a Lomax en 2001, un año antes de su muerte, y se topo con un octogenario incapaz de articular palabra a raíz de una hemorragia cerebral sufrida en 1998. Entonces Kappers decidió seguir la huella Europea de Lomax viajando a los lugares en que éste había efectuado las históricas grabaciones y visitando a los que entonces cantaron para él. Como cuenta Dolores Fernández Geijo, una de las supervivientes que figuraban en las grabaciones realizadas en Val de San Lorenzo (provincia de León) el 3 de Noviembre de 1952;
“que llegara un señor que te grababa y luego lo podías escuchar era toda una novedad”.Se cree que Lomax entró en España el 21 de Junio de 1952. Y durante ese año y el siguiente, recorrió una gran parte del territorio nacional (7). Parece ser que entró en el país vía Portbou, el mismo municipio fronterizo catalán que en Septiembre de 1940 asistía a la defunción del influyente y omnipresente pensador arriba mentado; Walter Benjamin. El mismo municipio que hoy alberga un sincero monumento conmemorativo integrado en el paisaje del Pirineo gerundense. ¿Suicidio, enfermedad, asesinato?
Cuatro días de habitación, cinco gaseosas con limón, cuatro conferencias telefónicas, farmacia, vestir difunto, desinfectar, lavar colchón, blanquear…75 pesetas por cuatro visitas, inyección, toma de presión arterial y sangría al viajero don Benjamín Walter…Este es otro periplo-misterio, algo más estudiado, en el que este artículo no pretende sumergirse. Volvemos por tanto a Lomax y sus impresiones de llegada al país;
Todo son cuarteles polvorientos, descuidados, con el mismo cartel sobre las puertas: ‘Todo Por La Patria’. Resulta tan forzado que uno no deja de preguntarse ‘¿la patria de quién?’, y basta echar una mirada a las calles para convencerse inmediatamente de que no es la patria de esos hombres extremadamente delgados, de esos transportistas en carros de caballos, de ese enjambre de vendedores de lotería.Como señala Pizá en el interesante trabajo dedicado por la fundación “Sa Nostra” al paso de Lomax por las islas, la mirada de éste es la de un romántico idealista. En sus anotaciones se deja llevar p
or estos pensamientos sentimentales y se pregunta ¿porque es tan fácil expresarlos en español y por qué es tan difícil explicar las cosas simples? Retrata rastros de una civilización todavía en estado puro. Y muestra una constante búsqueda de lo no contaminado;
Este sería el contexto real, sin ningún tipo de contaminación de la canción de trabajo… este ideal no contaminado (untouched) está presente también en sus fotografías, del mismo modo que lo está en el archivo de Kahn. Llegado a este punto quiero interpretar a mi manera lo dicho por Werner Herzog en una intervención en el documental Tokyo-Ga de Wim Wenders;
Lo que pasa simplemente es que sólo quedan pocas imágenes. Cuando miro aquí afuera, toda esta edificado, las imágenes no tiene espacio. Uno tiene que excavar como un arqueólogo para encontrar algo en este paisaje herido. Necesitamos imágenes que correspondan a nuestro estado de civilización y a nuestro profundo interior. Me iría a Marte si fuera para encontrar imágenes puras, ya que en esta tierra no es fácil encontrarlas. Siguiendo con Herzog, la persecución de este ideal no contaminado y mi atracción por esa herencia subastada de la humanidad; quizás encuentre ahora el porqué de mi interés por Kaspar Hauser;
un ser humano absolutamente intacto. Como si un hombre hubiera llegado de otro planeta y aterrizado en la Tierra...Ese demagógico planteamiento-guía de este articulo llevado al extremo.
Antoni Pizá parece hablarme al comentar lo siguiente al respecto de los proyectos previos a Lomax de documentación de la vida rural de esta región;
se suponía que la fotografía documentaba tradiciones a punto de desaparecer, costumbres que sólo la cámara podía salvar y preservar para el futuro… los fotógrafos; profesionales o aficionados, buscaban lugares todavía vírgenes y dignos de verse. Y señala un dato que desconocía y entronca de nuevo a Benjamin en la narración;
totalmente en línea con este enfoque; Walter Benjamín, pionero entre los teóricos de la fotografía, no tuvo reparos, tras una breve visita a Ibiza, en aplicarle a la isla el calificativo de arcaica.Como decía Benjamin;
Nos hemos hecho pobres. Hemos ido entregando una porción tras otra de la herencia de la humanidad, con frecuencia teniendo que dejarla en la casa de empeño por cien veces menos de su valor para que nos adelanten la pequeña moneda de lo actual… y sintiéndolo mucho creo que empezamos a ver que hoy día, en seis meses, incluso la muerte cambia de moda.
Fotografía tomada por Lomax en el País Vasco en Julio de 1952
Y bien ¿Qué relación guarda Lomax con Kahn? Realmente ninguna, pero escuchando sus grabaciones (y presupongo que viendo sus fotografías sobre Mallorca, si pudiera tener acceso a su archivo), aun habiendo 40 años de distancia, percibo lo mismo que cuando observo las filmaciones y autocromos del Archivo del Planeta. Documentan un mundo en extinción, un mundo que no querría exaltar melancólicamente. Pero aun así no puedo negar la irrefrenable atracción que me generan esos rostros, el poder/querer saber más de sus vidas; anónimas, ajenas, pero desde nuestra acedia (quizás sólo la mía) absolutamente fascinantes.
Además del archivo del planeta, Kahn desarrolló un segundo proyecto de carácter “internacionalista” ligado irremediablemente al que nos ocupa; su “jardín planetario” en Boulogne-Billancourt (8), actualmente la sede del museo que atesora la colección fotográfica. Kahn se traslado allí en 1895 y comenzó a trabajar en este proyecto que ocupa 4 hectáreas de terreno donde se pueden encontrar especies de todo el planeta (un jardín de tipo ingles, uno francés, uno japonés, etc). Plasmación de su utópico mundo, donde las diferentes realidades culturales coexisten en armonía, es en este idílico espacio donde tenían lugar los encuentros de Kahn con destacadas personalidades del mundo de las artes y las ciencias. Entre los que cabe destacar a Anatole France, Rudyard Kipling, Charles Péguy, Colette, Marie Curie, Henri Bergson, Albert Einstein, Rabindranath Tagore, Andre Gide, Miguel de Unamuno, Jean Jaurès, Marcel Mauss, Raymond Poincaré, Mathurin Meheut o Auguste Rodin. La labor de Kahn tuvo además otros campos de acción; otorgando becas de estudios de carácter internacional, apoyando más de una decena de publicaciones, fundando círculos intelectuales e impulsando fórums políticos (9).
Puede que en parte este fenómeno de fascinación por este “atlas cinematográfico” lo provoque el autocromo (10), un procedimiento fotográfico patentado en el año 1903 por los hermanos Lumiere, que nos permite hoy día sorprendernos ante fotografías en color de tiempos que considerábamos anclados en el blanco y negro de nuestra inmemoria. La primera guerra mundial en color, los años previos a ésta plasmados magistralmente por Leon Gimpel, una dignidad a prueba de bombas en cada uno de los personajes que capturaron en los lugares más remotos del planeta.
Él escribió: he estado alrededor del mundo varias veces y ahora, solamente la banalidad me interesa aún…Para dar comienzo al proyecto, que había tenido su origen en las charlas que Kahn mantenía con Henri Bergson (11), tuvo que buscar alguien que compartiera su visión y objetivos, y se encargara de la dirección científica del mismo. Según nos cuenta Jay Winter en su libro Dreams of peace and freedom, Kahn aportó para ello la impresionante cifra de 300 millones de francos (unos 800 millones euros), y una oferta como ésta atrajo al geógrafo francés Jean Brunhes. Nueve años más joven que Kahn, profesor en la Universidad de Friburgo (Suiza), Brunhes venía trabajando en lo que él denominaba la fisionomía del mundo; una metáfora que simbolizaba su fe en la relación e influencia directa entre el medio ambiente y el ser humano social. Cada uno de los implicados recibía entonces un ejemplar de su ensayo La geografía humana y Brunhes les daba unas pinceladas de cómo debían trabajar, pidiéndoles que mantuvieran siempre “el ojo abierto”, prestando atención al comportamiento humano, las actividades rutinarias, la vida común. Todo esto, acompañado de una confianza ciega en el potencial del medio fotográfico como la herramienta más apropiada para llevar a cabo estos “estudios geográficos”, permitió que Brunhes dirigiera el proyecto hasta su fallecimiento en 1930.
Sinceramente, y este caso es quizás el único que no refleja un mundo completamente en extinción, no deja de embrujarme (aun estando infoxicado) la Mongolia que retrata Stephane Passet en torno a 1917. Ya tan sólo su extraordinaria odisea resulta atractiva (aunque viajara con protección diplomática, imaginemos los medios de la época y las enormes distancias recorridas). Es una Mongolia que recién ha alcanzado la independencia, a la cual llega desde China, no sin antes pasar por Siberia. Las formas de vida retratadas por Passet en parte siguen hoy presentes en las estepas mongolas; es éste un caso singular de pervivencia, si bien la Ulán Bator de principios de siglo resulta increíble (además en este caso particular, dada la peculiaridad del momento que estaba viviendo el país, las imágenes rodadas en Mongolia constituyen un material de un valor histórico incalculable. Podemos ver militares rusos caminando por las calles como muestra del apoyo ruso a la independencia mongola). Es también en Mongolia donde el Archivo del Planeta toma alguna de las imágenes más impactantes. Los autocromos que muestran a los prisioneros mongoles resultan hoy día absolutamente poderosos. La desesperada mujer metida en la caja de madera (probablemente por adulterio) es uno de los más recurrentes.
Finalmente observamos las últimas imágenes de los abarrotados monasterios mongoles, con sus peculiares normas de conducta, una tradición que se perdería en un par de décadas con la llegada de las políticas comunistas y la masacre de miles de monjes. Sus miradas nos retrotraen esa matanza.
Passet continúo su periplo en la India donde las imágenes tomadas en Varanasi nos presentan la frenética actividad en torno al Ganges. Ciertamente aquí también somos capaces de encontrar el hilo hasta nuestros días, lo que nos resulta más complicado con las imágenes tomadas por Auguste León; el “enviado en Europa de Kahn” durante largos años. La atracción occidental hacia el exotismo ya podría estar saciada en estas horas de filmación y en estos centenares de autocromos, sobran palabras a la hora de describirlo. Es un maldito epitafio el contraste entre la viveza que cada una de esas imágenes preserva, y la constancia de que cuanto muestran ha sido destruido. Un siglo pesa en cada microscópico grano de almidón, y cuando llega la hora; cada autocromo habla de eternidad.
La fotografía permitía hacer realidad esta utopía que detenía el paso del tiempo. Como señala Charles Forsdick en el libro “Travel in Twentieth-Century French and Francophone Cultures” el deseo de detener la progresión del tiempo y congelar los efectos de la entropía llevaron a Kahn a plantear el negentrópico objetivo del archivo.
Como el ayudante de Kahn Emmanuel de Margerie escribió a Jean Brunhes el 26 de enero de 1912, a la hora de definir los propósitos de su utopía, trataba de “
fijar los aspectos, prácticas y métodos de la actividad humana, cuya inevitable desaparición es ya tan sólo cuestión de tiempo” (12). Y un año después apuntó Brunhes;
“la intención era establecer un dossier de la humanidad vista en el medio de la vida, en un momento único, cuando estamos siendo testigos de una especie de muda económica, geográfica y histórica de unas proporciones sin precedentes”. Al mismo tiempo, el objetivo final del archivo, en cierto modo, se percibía en el futuro. Las muestras del material organizadas en los salones de Boulogne iban dedicadas a una audiencia elitista, precisamente la misma que podría definirse como potencialmente viajera en aquellos tiempos, por lo cual no servían como un sustitutivo viaje virtual (como sí podrían serlo las vistas tomadas por otros pioneros del cine). A este respecto Paula Amad, señala la paradoja de que las filmaciones de Kahn estaban más destinadas a nuestros ojos que a los de sus contemporáneos, eran historia presente con vocación de convertirse en documentos de archivo futuro.
Este acercamiento etnográfico al nuevo medio, tomando como pionero a Félix-Louis Regnault, tenía el riesgo de mirar al indígena (o lo exótico en este caso) como un paciente con algún tipo de patología terminal al cual se podría grabar, archivar, preservar. La taxidermia cinematográfica, el embalsamamiento del “otro”, tal como lo define Fatimah Tobing Rony. Pero como señala Forsdick, el equipo de fotógrafos de Kahn no tenia pretensiones explícitamente etnográficas, si no fuera por la intervención ya comentada de Jean Brunhes en la formación previa. En parte el archivo del planeta es ese inventario del que habla Susan Sontag, hoy día llevado al extremo individual. En sí, coleccionar fotografías es coleccionar el mundo, apropiarse del mismo.
No debe obviarse, en el contexto en que se desarrolla la utopía Kahntiana, el valor que cobra el concepto de viaje, y lo resbaladiza que resulta la oposición entre viaje (entendida como la práctica de un sujeto privilegiado emprendiendo una exigente travesía en busca de fuertes experiencias) y turismo (entendida como la práctica de masas democratizada, de inscripción en un tour de recreo en busca de experiencias de distracción) en varias de sus iniciativas. A este respecto, así lo expone Paula Amad en uno de los ensayos recogidos en el interesantísimo libro Virtual Voyages – Cinema and Travel. Amad presenta 3 conceptos de viaje diferenciados; el primero como medio de adquisición de conocimientos, el segundo como conducto para una forma benevolente en la política colonial francesa (asociacionismo), y el tercero como práctica a partir de la cual florezca una nueva forma de universalismo humanista.
“(…)El fin del viaje moderno no es su destino, sino un lugar nuevo como tal; lo que la gente busca es menos el ser particular de un paisaje que lo extranjero de su rostro. Por lo tanto la preferencia por lo exótico, que uno ansía descubrir porque se trata de algo enteramente distinto, y no porque ya se haya convertido en la imagen que uno sueña. Cuanto más se encoge el mundo gracias a los automóviles, el cine y los aviones, más se relativiza, a su vez, el concepto de lo exótico(…) El viaje que está tan de moda ya en realidad no permite a nadie saborear la sensación de los lugares extraños; un hotel es igual al siguiente, y la naturaleza del trasfondo les resulta familiar a los lectores de revistas ilustradas. Se viaja por viajar” ( Siegfried Kracauer, 1925)Aun así, no es cuestión de defender lo que se ve en esas imágenes. Pero es evidente que como dice Benjamin, en muchos casos nos hemos hecho pobres. Auguste León viajó al centro de Francia, a la Auvernia (Esa región con la que Lafargue ironizó no sin razón en “El derecho a la pereza”(13)). Allí plasmó la dureza de sus vidas, atados al campo. Pero percibió un pueblo que poseía un dialecto fuerte, al igual que la Bretagna y otras tantas zonas presentes en el Archivo del Planeta. Además de un patrimonio cultural hoy día anclado en los anaqueles del folklore. ¿La diversidad cultural que fue la base y motor de este proyecto es hoy alteridad consensuada? Comenzaba entonces a verse atacada por las grandes potencias y las intenciones centralistas. Y si sólo fuera esto…
Hemos ido entregando una porción tras otra de la herencia de la humanidad. Era éste también el impulso de Lomax, el cual siempre defendió que la cultura tradicional era el mejor símbolo de la dignidad humana y la libertad de expresión. Ya en el 52, como comenta Antoni Pizà, Lomax percibió cómo la mayoría de actuaciones del festival que estaba grabando
no eran sino estilizadas e idealizadas versiones de las canciones y danzas originalmente tradicionales, pero no auténtica música popular.
Es la atracción taxidérmica de las fotografías en blanco y negro. El complejo de la momia. La esteticista atracción del cine de los pioneros. La ansiedad enciclopedistica de Kahn o Lomax. Se trata de mirar al pasado, y ver que en 100 años nada es lo que era.
Podríamos sumar a este periplo cronológico otras tantas paradas, seguir el hilo hasta nuestros días, asistir a la actual cacería de material de archivo futuro. Otear desde el folio en blanco aquello que está por morir. A mediados de los 70 por ejemplo, podríamos hacer una parada y hablar de Agnes Varda. De nuevo en mitad de la cotidianeidad más vana encontramos
un film sobre los pequeños comerciantes de mi manzana en la punta de la calle Daguerre, del lado de la Avenida Maine, reunidos por Mr. Mystag para un espectáculo en el café. Así comienza a explicar la directora francesa el proyecto de Daguerrotypes en el libro “Varda par Agnès”. Esa magistral obra documental que retrata una vez más un mundo en extinción, en este caso una forma de vida y convivencia que aun hoy asiste a sus últimos estertores.
Según Varda
el inmovilismo de ese mini-barrio tomó la forma de fotografías filmadas. Y ellos mismos se convirtieron, al posar hacia el final del film, en retratos fijados en el tiempo. Pero algunos cabellos se mueven, se esboza un gesto, ¡respiran! Son daguerrotipos vibrantes…Son daguerrotipos, son vidas, son autocromos, son muertes, son metros de celuloide, es tiempo.
Aún no hemos visto nada. Somos los primitivos del futuro.
Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace veinte años lo que eran desde siempre (Paul Valery, 1928)
(1) Sin desmerecer ni olvidar en absoluto a Harry Smith (1923-1991); un artista-guerrillero multidisciplinar; apenas conocido en la totalidad de su visionaria y poliédrica figura. Cineasta abstracto de primer orden, conocedor y iniciado en un buen numero de tradiciones esotéricas y impulsor y creador de la magnífica y enormemente influyente recopilación; “Anthology of American Folk Music”.
(2) “Todo este fenómeno de multiplicación de la cantidad de información que existe en el mundo se ha venido a llamar la ‘explosión de la información’, aunque más bien debería llamarse la ‘explosión de la desinformación’, indigerible y confundidora”
(3) O las 1.450 que llevamos hasta noviembre de 2008.
(4) Según las estadísticas del Ministerio de cultura; la media de ISBNs inscritos por trimestres sería de en torno a 21600.
(5) Planeó incluso la realización de un libro sobre España, del que sólo completó un ensayo sobre Galicia. El cual se encuentra editado en el volumen “Alan Lomax – Selected writings1934-1997”.
(6)La reedición de este material en 2004 por Rounder Records conto con un trabajo previo de investigación y acercamiento por parte de Juan Mari Beltrán y Aintzane Cámara. Sin embargo sus impresiones y conclusiones tan solo se encuentran recogidas parcialmente en el libreto que acompaña al cd-rom.
(7) La colección lleva por título The Spanish recordings y constó de 11 volúmenes; Andalucía, Mallorca & Ibiza, Jerez & Sevilla, Mallorca & Aragón, Granada & Sevilla, El País Vasco, Este de España & Valencia, Galicia, Asturias & Santander, Castilla, León & Extremadura
(8) En torno a Junio de 1933, sumergido en una debacle financiera (como señala el libro El jardín planetario de Claude Eveno y Gilles Clement, con una pésima traducción al castellano) tuvo lugar en Boulogne una adjudicación en 7 lotes de diversos edificios que pertenecían a Kahn. Parece ser que mantuvo el usufructo de la casa hasta el final pero como señalan “contempló a menudo y durante mucho tiempo jardines que ya no le pertenecían”. Finalmente murió en 1940, dos años antes de la deportación de los judíos de Paris.
(9) Como comenta Teresa Castro en un interesante artículo que defiende la visión del proyecto como un primer atlas cinematográfico, Kahn tan sólo dejó un texto titulado Des droits et des devoirs des gouvernements, en el que plantea el pacifismo como opción política (apostaba por la destrucción de la intolerancia racial y religiosa). Un pacifismo victoriano enraizado con las ideas del libre mercado de Richard Cobden o John Bright.
(10) La placa de vidrio se recubría de una emulsión compuesta por granos de almidón (fécula de patata) teñidos en tricomía, mosaico que filtraba la luz antes de que afectase la capa argéntea.
(11) Aunque todo comenzase verdaderamente en un viaje de negocios que Kahn realizó a Japón y China en 1908-1909 junto con su chofer, y en este caso improvisado cámara, Albert Dutertre. El cual tomó las que pasarían a ser las primeras imágenes del archivo. Además según comenta Paula Amad (en Virtual Voyages), los apuntes de viaje de Dutertre nos permiten atisbar la verdadera cara de Kahn como viajero-aventurero elitista que no puede ocultar cierto paternalismo a la hora de defender la presencia colonialista francesa. Esta idea la emparenta con la necesidad de vender y justificar una imagen suavizada de las colonias, que necesitadas de una mayor intensidad económica, podrían encontrar en el turismo colonial un interesante futuro.
(12) Eran los estertores de la sociedad pre-capitalista y el nacimiento de un nuevo régimen, y aquí está la paradoja del filantropismo kahntiano, que él representaba. En realidad su proyecto fotográfico muestra una evidente bicefalia; por un lado el melancólico interés por el mundo en extinción, y por otro el interés por un nuevo mundo que está naciendo con el imparable desarrollo industrial. Son éstas las irremediables contradicciones de su visión liberal.
(13) ¿cuáles son las razas para las que el trabajo es una necesidad orgánica? Los auverneses; los escoceses, esos auverneses de las Islas Británicas; los gallegos, esos auverneses de España; los pomeranios, esos auverneses de Alemania; los chinos, esos auverneses del Asia. En nuestra sociedad, ¿cuáles son las clases que aman el trabajo por el trabajo mismo? Los campesinos propietarios y los pequeños burgueses: unos inclinados sobre sus tierras, los otros apasionados en sus tiendas, se mueven como el topo en su galería subterránea, sin enderezarse jamás para observar a gusto la naturaleza.
Material de consulta utilizado y fagocitado, que recomiendo a todos los que se hayan sentido interesados;
- Alan Lomax, Mirades – Fundación Sa Nostra (2006)
- Daguerreotypes – Agnes Varda (1976)
- Edwardians in Colour: The Wonderful World of Albert Kahn (2007) (Genial Documental de la BBC en torno al Archivo del Planeta)
Han sido injustamente fagocitados y por ello entono el Mea Culpa; Walter Benjamin, Alfons Cornella, Antoni Pizá, Alan Lomax, Albert Kahn, Antonio Machado, Paul Lafargue, Werner Herzog, Agnes Varda, Chris Marker, Leonid S. Sukhorukov, Charles Forsdick, Paula Amad, Val del Omar.
Sin Fin