Barcelona y el "boom" latinoamericano

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Barcelona y el "boom" latinoamericano

Notapor locotus » Jue Mar 01, 2007 5:34 pm

BARCELONA,España..- Gabriel García Márquez escribió "El otoño del patriarca" en Barcelona, la ciudad en que vivió entre 1967 y 1975 y en donde saboreó las mieles de la gloria de "Cien años de soledad" en compañía de una generación única de escritores como Vargas Llosa, Donoso, Cortázar, Bryce o Carlos Fuentes.

Los días de vino y rosas de la "gauche divine", la época de esplendor que vivió esta capital entre los sesenta y los setenta, fueron el escenario perfecto para la explosión del "boom" de la literatura latinoamericana.

Los protagonistas de esta era, cuarenta años después, relacionan tanta fecundidad literaria y vital con dos editores catalanes que transfiguraron el "realismo mágico" en papel de imprenta: Carlos Barral, fundador de Seix Barral, y Carmen Balcells, la "Mamá Grande" de "Gabo" y agente literaria que apostó por él cuando Macondo todavía no era una máquina de producir dinero.

El "boom" es el resultado de "la especial atención que dedicó la editorial Seix Barral a los escritores latinoamericanos contemporáneos. Fue Carlos Barral el verdadero editor de las dos orillas. Y muchos de estos escritores encontraron en Barcelona el lugar amigo desde el cual su fama y su talento irradiaban al resto de la península y del mundo".

Así lo explica Rosa Regás, directora hoy de la Biblioteca Nacional de España, que rememora en declaraciones a Efe aquella época.

En el ocaso del franquismo, el ambiente liberal de Barcelona y el fervor por las letras hispanas de personas como Barral atrajeron a escritores que en su mayoría huían de las jerarquías militares que sojuzgaban el continente.

"Para los que vivimos de la literatura y la disfrutamos, Barcelona fue en aquel momento un lugar privilegiado que, además, coincidió con el despertar de un nuevo coraje para desterrar los usos mojigatos y dictatoriales con los que se nos había educado", asegura Regás, a sus 73 años.

"Era una bella ciudad, viva, divertida, culta y abierta. En Barcelona -añade- no sólo se encontraban los escritores, sino los arquitectos, los diseñadores, los editores. Los fotógrafos de la época y la ciudadanía participaba en gran parte en sus debates y en sus conversaciones".

García Márquez llegó a la Ciudad Condal en 1967, desde México, donde había escrito "Cien años de soledad", y se quedó hasta 1975, coincidiendo con la muerte de Franco, dejando otra obra maestra y muchos amigos en el camino.

"Gabo" conoció desde joven una Barcelona imaginaria a través de los recuerdos de su maestro, Don Ramón Vinyes, uno de esos personajes mágicos y al mismo tiempo reales que enriquecen su obra: este "sabio catalán", librero y dramaturgo emigrado a Colombia a principios de siglo, dirigió los primeros pasos literarios de García Márquez en Barranquilla y le hizo añorar una ciudad que el escritor tardaría años en descubrir.

"Barcelona era la puerta a Europa", decía García Márquez en una entrevista a La Vanguardia el año pasado, donde evocaba sus visitas a Perpiñán a ver "El último tango en París" o los primeros dineros que hizo gracias al éxito de "Cien años de soledad".

"En los años que viví en Barcelona pasé de no tener para comer -antes, en París, había llegado a pedir en el metro- a poder comprarme casas", dijo el novelista, quien, de hecho, todavía tiene casa en esta ciudad.

En aquella edad dorada, los autores del "boom" compartieron bromas, almuerzos, excursiones y tertulias que han reflejado en sus memorias y en las que no faltan referencias a las noches en la discoteca "Bocaccio".

"No había en la ciudad -dice Regás- citas previas para cenas, por ejemplo, sino que se improvisaban a partir de presentaciones de libros, de inauguraciones de exposiciones de pinturas o fotografías, de conciertos. Las casas estaban también abiertas. Se podía ir a casa de Gabo y encontrarlo vestido con su mono, dispuesto a conversar. O pasarse por el Bocaccio por la noche y sumarse a una mesa donde se discutía el último proyecto de un arquitecto americano o italiano que acababa de aterrizar".

"Ir al restaurante La Mariona y encontrar a Barral que comía con (los editores) Einaudi o Rowohlt y compartir su asado. Así era Barcelona", concluye la autora de "Azul".

Bryce cuenta en uno de sus relatos cómo conoció a García Márquez en Barcelona y éste, nada más verle, le espetó: "No me gustan los escritores con corbata, y menos con corbatas como la tuya". "Pues tendrás que acostumbrarte porque tengo 75 como ésta", le respondió Bryce, quien ha definido su casa barcelonesa como una terminal aérea a la que llegaban gentes de todos los lugares.

José Donoso dejó escrito que esta generación murió en 1970 en una cena de Nochevieja en casa de Luis Goytisolo en Barcelona.

"Cortázar -dice- bailó algo muy movido con (su esposa) Ugné, los Vargas Llosa, ante los invitados que les hicieron rueda, bailaron un valsecito peruano, y luego, a la misma rueda que los premió con aplausos, entraron los García Márquez para bailar un merengue tropical.

Mientras tanto, nuestra agente literaria, Carmen Balcells, reclinada sobre los pulposos cojines de un diván, se relamía revolviendo los ingredientes de este sabroso guiso literario". La cuestión cubana, y hasta un deicidio, los separaría definitivamente.


Tomado de: http://www.elcaribe.com.do/articulo_mul ... Seccion=71
¿Zorrilla?: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.
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