Pues sí que puede considerarse un acontecimiento histórico. No hace muchos años parecía imposible poder ver esta película, y mucho menos en su versión íntegra. Yo creo que hemos llegado a un punto en el que no se nos resiste nada en Cine-Clásico, podemos conseguir lo que nos propongamos si todo el mundo pone de su parte. Este proyecto es un buen ejemplo: la cantidad de compañeros que han participado, cada uno aportando lo suyo.
Aparte de Chus y Emilio, que han sido los grandes artífices de este logro, quería destacar la generosidad de Serdar. Él no ha sacado ningún provecho de estos subtítulos, y aún así, se ha volcado con el proyecto. No sólo atendió mi petición de escribir los diálogos en inglés (ya sabéis que yo no tengo reparos en pedir, hace tiempo que perdí la vergüenza en este sentido), sino que al ver que no era capaz de darme una transcripción 100% completa (faltaban algunas frases casi inentendibles para un nativo americano, sin mayor importancia), contactó con Tag Gallagher, compañero de KG, para intentar mejorar el trabajo. Mi más sincero agradecimiento a ambos.
Sobre las escenas que faltaban, la verdad es que no tienen mayor relevancia, pero ayudan a redondear mucho mejor la película. El despertar del juez, unido a esa secuencia inicial donde a Priest no le importa llegar tarde a un juicio, nos muestran a un hombre de vuelta de todo y que se refugia en el alcohol desde primera hora de la mañana. La primera aparición de Jane Darwell, nos explica por qué en el final de la película se va a unir al desfile funebre del juez Priest. Lo mismo pasa con el General norteño y su grupo de veteranos. El juez Priest es un tipo que conquista a la gente a través de la palabra. Ford juega con esa ambigüedad: primero nos muestra a un juez que actúa como un político, intentando recabar el mayor apoyo posible de cara a las elecciones, y luego descubrimos que el juez no actúa por interés sino por pura convicción en sus principios.
Las dos reuniones de veteranos son especialmente interesantes, forman un reflejo del clima político y moral del Sur posterior a la Guerra Civil. Esa carta de Maydew que lee el juez Priest, es una dialéctica agresiva y sin escrúpulos, apelando a las mangas vacías (
empty sleeves, refiriéndose a los veteranos sudistas que perdieron sus brazos en la guerra) y a las rodillas huecas y piernas de madera (
gimpy knee y
timber toe, las piernas amputadas de los ex-combatientes sudistas) que frenan el progreso de la sociedad, al estar anclados en un pasado idealizado.
Como todas las grandes películas de Ford,
The Sun Shines Bright está llena de pequeños detalles, de gestos y miradas que son importantes, de carteles colocados estratégicamente, de expresiones de la época, de canciones y bailes en apariencia inofensivos que suenan en momentos importantes... Por eso creo que vale la pena documentarse un poco sobre la película, de ahí que mi amigo James Mason me haya hecho llegar, con su generosidad habitual, toda esta recopilación de textos sobre la obra preferida de Ford, que nosotros ponemos a disposición de todo el foro.
En fín, que estamos de enhorabuena, así que espero que disfrutéis de la película tanto como lo hemos hecho todos los que hemos participado en la elaboración de estos subtítulos.
Un fuerte abrazo, compañeros.
