Un gran filme de costumbres, sin duda, que recoge las influencias neorrealistas del momento para engarzarlas con la mejor herencia del propio cine italiano, esa que vetea toda su trayectoria,desde sus orígenes al costumbrismo de destacados registas- gran término,intraducible en nuestro idioma,que sintetiza magistralmente lo que debe ser la factura de todo realizador- como Scola, Tornatore o,en tantas ocasiones, el inclasificable Moretti,con escenas memorables, que en ocasiones recuerdan al mejor Moravia, y en otros momentos son dignas de la mejor tragicomedia, en la línea trazada por el genial Luigi Zampa y llevada al éxtasis artistico por el simpar "Albertone" Sordi.
Grazie mille.