Gracias.
Un textito sobre las dos primeras películas de Schoedsack y Cooper y su relación con otros cineastas aventureros y con sus propias películas de simios gigantes:
El primer mito se personaliza en la figura del gran cazador blanco, perfectamente adaptado al nuevo medio y contratado habitualmente como guía de safaris o cazador de fieras vivas para zoos y circos. Mighty Joe Young recurre a esta tipología siguiendo el modelo del legendario Frank Buck, autor de un best seller llevado a la pantalla en 1932 encabezado por un título que proporciona al autor su sobrenombre, Bring ‘Em Back Alive (“Tráelos vivos”). Una figura perfectamente parangonable a otros exploradores que habían abierto esta vereda fílmica, como el matrimonio Johnson, pioneros de los viajes a África o Borneo con cámara al hombro para filmar pigmeos y antropófagos y retratar a los animales salvajes. Su filme Congorilla (Martin y Osa Johnson, 1932) presume de ser la primera cinta sonora rodada en África y la pionera en retratar a los gorilas en su hábitat natural. Sus películas son un híbrido entre el documental entendido al modo de Flaherty y el travelogue, género que florece por aquellos mismos años —véase, por ejemplo, la serie Travel Talks de James A. Fitzpatrick con más de doscientas entregas entre 1930 y 1954—: un poquito de antropología, una pizca de turismo cinematográfico, unas gotas de auténtica aventura. El esquema estaba ya en la raíz de la cinta que había dado pistoletazo de salida a la filmografía de Schoedsack y Cooper, Grass: A Nation’s Battle for Life (1925). Cooper será el “explorador” y el hombre de la iniciativa; Schoedsack, el cámara temerario capaz de rodar en las condiciones más adversas. La investigadora Marguerite Harrison será la encargada de hilar la narración y, al igual que Osa Johnson, ejercer de mediadora entre el espectador occidental y lo maravilloso, aunque tras encontrar al pueblo trashumante de los bajtiari, “el pueblo olvidado”, el protagonismo pasará a Haidar Khan, caudillo de las tribus, y su hijo de nueve años, Lufta. También Chang: A Drama of the Wilderness (1927) está protagonizada por una familia en su lucha por la supervivencia contra los felinos de la jungla. Cuando un leopardo devora a su cabra, Kru pide ayuda en el pueblo y los hombres preparan una serie de trampas gracias a las cuales acaban con los felinos antes de que una gran manada de elefantes —los “Chang” del título— arrase el pueblo. La tarea sobrehumana, como en Grass, es la conducción de la manada hasta la trampa que han preparado para ellos. Las dimensiones colosales del cercado nos acercan ya al gran recinto amurallado de King Kong.
Aguilar y Caberrizo: "Donde el hombre blanco jamás holló", en Ernest B. Schoedsack y Merian C. Cooper. Festival de Cine de San Sebastián, 2015.