Director: Antonio Pietrangeli
Guión: Antonio Pietrangeli, Susso Cecchi D´Amico, Ugo Pirro
Fotografía: Domenico Scala
Musica: Franco Mannino
Reparto: Gabrielle Ferzetti, Irene Galter, Pina Botín, Paolo Stoppa, Anna Maria Dosenna
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Ceelstina, una muchacha del campo, deja su tierra para trabajar de criada en la ciudad. En poco tiempo pasa por varias casas y se enamora de un modesto trabajador que la deja embarazada…
La idea, el guión y los diálogos son del propio Pietrangeli. La historia tiene una estructura de melodrama clásico, casi de folletón. Y podría quedarse sólo en eso –lo cual no es poco si, como ocurre aquí, está bien contado- de no ser por que Pietrangeli forma parte de toda una generación de cineastas interesada en retratar la realidad social de su país. Es en este sentido en el que la película adquiere buena parte de su interés. Hay en la historia dos tramas, dos viajes. El primero, el esencial, es el viaje que hace Celestina del campo a la ciudad: el choque entre dos mundos distintos, el desarraigo. Este es el más importante y el que le da nombre a la película, según explicaba el propio director:
“Me interesaba contar los vicios y virtudes de una humanidad simple y primitiva, poco preparada, que se encuentra de golpe con otra más compleja, resabiada y angustiada que vive en la ciudad”.
Ese choque brutal es el sol en los ojos que ciega a Celestina. La preocupación por el desarraigo de la gente del campo en las ciudades es un tema asociado al fenómeno sociológico de la migración masiva del mundo rural al urbano que se produce en los años cincuenta, por el que se interesan muchos directores italianos de la época y que es uno de los muchos puntos que hermanan a las cinematografías italiana y española. Baste con recordar que dos años antes José Antonio Nieves Conde había rodado en España la magnífica Surcos.
Hay otro recorrido en el viaje de Celestina, quizá secundario, pero no por ello menos interesante: el itinerario que hace por diferentes casas de la ciudad, que ofrece un panorama variado de la tipología urbana. Burgueses de medio pelo que aparentan más de lo que pueden; profesores que viven casi en la miseria; millonarios aristocratizados sometidos a la etiqueta; tenderos arribistas…
Pietrangeli habla también de las diferentes maneras en que los trabajadores, los campesinos desarraigados, afrontan el reto de vivir en una ciudad agresiva, bajo unas reglas que les han sido impuestas. Así, mientras que la protagonista, Celestina, logrará superar el choque y salir fortalecida de su aventura, otros personajes, como su novio Fernando, aun cuando aparentemente parezca que logran salir adelante, en realidad acaban sucumbiendo a las trampas que impone la ciudad.
Pues todo eso y más podréis ver en esta pequeña-gran película italiana, dirigida con pulso, bien contada, bien interpretada y con algunos momentos de una gran, grandísima belleza…
Pues eso: ¡A disfrutaaaaaaaaaaaaaaar!