DURACIÓN: 1, 36', 24''
PAÍS: Francia.
DIRECCIÓN: Robert Siodmak.
GUIÓN: Georges Neveux, Charles Spaak, adaptación de una novela de Marthe Bibesco.
REPARTO:
GÉNERO: Drama romántico.
PRODUCTORA: Gaumont.
MÚSICA: Joseph Kosma.
FOTOGRAFÍA: Michel Kelber.
La princesa Katia Dolgorouki, hija menor de una antigua y noble familia rusa venida a menos, hace sus estudios en el Instituto Smolny, una institución estatal dedicada a cultivar el refinamiento y las buenas costumbres entre jóvenes descendientes de la nobleza, bajo el amparo de la corona. Con un cero en conducta, pocas probabilidades tiene de llegar a ser alguien de provecho. Allí, en el marco de una férrea disciplina y una clasica formación, tiene lugar un conflicto con sus compañeras, que la lleva a mentir para salvarse del castigo. No encontrando manera de discern¡r la verdad, la directora de la institución recurrirá al mismísimo zar para clarificar el asunto. Y el zar, cómo no, encubre a nuestra bella protagonista, iniciando así una relación entre ambos llena de vicisitudes.
Екатерина Михайловна Долгорукова 1847-1922
Siodmak emprendió este proyecto en su segunda etapa europea; ya trabajó en Francia en los años treinta, alcanzando un éxito notable sobre todo con la película Mollenard (1937), y regresó a Europa en la segunda mitad de los años cincuenta, tras encumbrarse en Hollywood con produciones como The Killers (1946) o The Crimson Pirate (1952), ambas con Burt Lancaster de protagonista. Pero la impronta francesa de la película proviene no de su dirección, sino de la mano de sus guionistas, gente afín a Duvivier o a Renoir. En cuanto a los protagonistas, pues una Romy Schneider que acababa de encumbrarse a lo más alto tras acabar la trilogía Sisí, y viviendo en estos momentos con intensidad su apasionante relación con Alain Delon (acababan de empezar) y un Cürd Jurgens, que tras una época sin pena ni gloria, también estaba en un buen momento, tras actuar en Et Dieu... créa la femme (1956), de Vadim, y en Les espions (1957), de Clouzot.
A mi parecer y como ya apunté anteriormente, ni Disney lo hubiera hecho mejor a la hora de adaptar los hechos reales que supuestamente originan esta historia a las expectativas y sentimientos del público al que fue destinado este trabajo. Así, podemos apreciar una clara explotación de la Schneider en el tipo de papeles que le habían alzado a lo más alto (aunque, a partir de esta cinta, renunciaría por completo a este tipo de películas, para consagrarse a un cine más maduro), donde el carácter biográfico se pierde rápidamente al dominar una componente romántica que resulta incompatible con la veracidad de los cruentos hechos. Así, prácticamente lo único cierto que nos cuenta Siodmak sea la relación amorosa entre los protagonistas, recurriendo a un cúmulo de mentiras y errores históricos que sería largo enumerar, pero que ya más arriba sugerí. Aunque cabe destacar, como ejemplo de la intencionalidad de la película, que se intenta trasmitir al espectador (espero que no sea esto demasiado spoiler...) la decisiva influencia de Katia a la hora de inspirar en la figura del zar las reformas que este deseaba para su pueblo, convirtiéndo a la protagonista, en palabras de la propia película, en el cerebro gris del zar, término, por cierto, que a la hora de traducir los subtítulos, me ha planteado algunas dudas, ya que, aún existiendo la expresión en castellano, no es de frecuente uso. Queriendo significar esa persona que mueve los hilos en la sombra, que realmente es la que decide o inspira, pero que no figura, al final me he decidido por la expresión original, pero, en cualquier caso, eso no pasó en la realidad... aunque queda tan romántico...
Bueno, pues a pesar de todo, es una película que te hace pasar un rato entretenido... tiene un ritmo acertado, las interpretaciones son bastante correctas, el guión no tiene lagunas y está bien estructurado, con algunas sorpresas, los escenarios son fastuosos y creo que se ajustan a la realidad del contexto, y la fotografía es más que buena. Así que merece la pena, sobre todo si buscas una alternativa válida para ver en un domingo en famila, a los infumables ladrillos de la televisión. Una película prácticamente desconocida para el público hispanohablante que, por supuesto, os ofrezco, por primera vez, con subtítulos en español. Es cosa de poner mi granito de arena. Que la disfrutéis.