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Directed by
Richard Wallace
Writing credits
Albert J. Cohen (story) and
Jack Harvey (story)
Howard Irving Young (writer) and
Edmund L. Hartmann (writer) (as Edmund Hartmann) and
Albert J. Cohen (writer) and
Jack Harvey (writer)
Cast (in credits order) verified as complete
as Dr. J.O. Loring
as Duke Crawford
Anna Sten ... Michele Bennett
Robert Shayne ... Dr. Richard Field
Mary Treen ... Miss Adams
Harry Antrim ... James Montgomery
Norma Varden ... Nurse Brady
Produced by
Robert Cummings (producer)
Eugene Frenke (producer)
Joe Gottesman (associate producer)
Edward Regan (assistant producer)
Original Music by
Werner R. Heymann (as Werner Heymann)
Cinematography by
Ernest Laszlo
Un estresado agente de publicidad es perseguido sentimentalmente por uno de sus clientes, un magnate de la perfumería... su ex-prometida. El último cliente de la agencia es un psiquiatra, autor de un nuevo libro. Cuando el publicista va a su consulta a discutir los pormenores de la campaña de publicidad, el psiquiatra resulta ser una mujer. ¿Qué es lo que realmente necesita el hombre? ¿Un análisis? ¿O un romance?
Let's Live a Little es la última película de Hedy Lamarr antes de que dejara al mundo con la boca abierta en Samson and Delilah, y una de las tres películas que hizo después de que Mayer no le renovara el contrato con la MGM (las otras dos fueron The Strange Woman y Dishonored Lady, todas dentro de los márgenes de la Serie B). Se podría decir que con este título el mito de Hedy toca fondo, siendo con total seguridad la peor película de su carrera cinematográfica y un fracaso tanto comercial como crítico que parecía acabar con su trayectoria como actriz. Por suerte, Cecil B. DeMille no pensaba lo mismo, y obró el milagro de devolverla a la primera línea, otorgándole una de las mayores satisfacciones de su existencia, regresar a su estudio de toda la vida, la MGM, por la puerta grande y vengándose de Mayer.
Realmente, no hay un sólo argumento cinematográfico con el que se pueda defender Let's Live a Little: el guión es malo, la dirección plana y las actuaciones discutibles. Y a pesar de todo, la película me ha gustado. Será que me hago cada vez menos exigente, o será la presencia embriagadora de Hedy Lamarr, que a uno le hace olvidarse de todo. Lo que sí tiene el cine de antes, aún en sus peores momentos como en este caso, es ese arrojo casi insensato, tan en las antípodas del cine de hoy en día: que una producción modesta de Serie B se plantee siquiera hacer reír al espectador con un tema tan serio como la psicología tiene narices, por muy en boga que estuviera el psicoanálisis por aquel entonces.
Y con esta situación tan desoladora se encontró Wallace, un artesano como él, con la misión imposible de rodar una comedia sin guión (¡si hacer reír es lo más difícil, inviable con un material así!), con una Hedy acabada y el tema de la psiquiatría de fondo. Y aún así, yo he picado, me he tragado esta hora y media de absurdo sin fin con absoluto placer. Las secuencias más psicológicas, esas en las que Lamarr y Cummings tienen sueños poco dignos de Freud, y aquellas en las que ven la cara de su amado en los rostros de la gente, no se puede decir que estén tratadas con mucha seriedad. Constituyen casi una parodia disparatada de Spellbound (1945) de Hitchcock.
Por lo demás, Hedy Lamarr está mucho mejor que de costumbre, pese a no contar con una sola frase decente (y no exagero), tan bella y gélida como siempre, en el papel de una muy profesional psiquiatra que acaba perdiendo la cabeza, literalmente, por un hombre, lo que permite ver algunos arrebatos pasionales de la Hedy hacia el final de la película, algo totalmente inusual en ella. Hedy Lamarr nunca diferenció entre la fotografía y el cine, por eso siempre parece que esté posando, tan congelada como una foto fija. Sin embargo, su sola presencia ofrecía unas posibilidades enormes, en manos de un buen director que supiera explotarlas. Aquí, ya digo, está bien, sobre todo si la comparamos con un sobreactuado Bob Cummings.
Es curioso que la siguiente película de Robert Cummings, un año después, fuera la excelente The Accused (1949) del gran Dieterle, quizás la película que mejor ha sabido integrar la psicologia en una historia cinematográfica, de forma tan opuesta y contraria a como se hace en esta Let's Live a Little. Pero bueno, sólo por el simple hecho de reencontrarse con Anna Sten (inolvidable su aparición en So Ends Our Night, lástima que esta pedazo de actriz no tuviera más y mejores oportunidades), la película ya merece la pena. Y luego está Hedy: espero que con este post nuestro querido compañero rg me perdone y me haga, por fin, socio del club de fans de Hedy Lamarr.
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AVI File Details
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Name.........: Let's Live a Little (1948) VHSRip VOSE by navarrete.avi
Filesize.....: 570 MB (583,804 KB / 597,815,650 bytes)
Runtime......: 01:21:09 (121,713 fr)
Video Codec..: DX50
Video Bitrate: 780 kb/s
FPS..........: 25.000
Frame Size...: 720 x 536 , (1.37:1) [=4:3]
Audio Codec..: 0x0055 MPEG-1 Layer 3
Audio Bitrate: 192 kb/s tot , Stereo
Sample Rate..: 44100Hz
Hace tiempo que mi socio y fiel colaborador, Graveland, me mandó su VHS de esta película, grabado de un pase de La 2. No fue difícil reclutar al compañero Juan Navarrete para la causa, siempre dispuesto a echar una mano con uno de sus habituales ripeos. El bueno de Navarrete ha hecho lo que ha podido con la película, pero el VHS original no era demasiado bueno, así que ya adelanto que la calidad de la copia resultante es muy justita. Aún así, seguro que el buen cinéfilo sabrá valorar la visión de futuro que tuvo en su día Graveland y la enorme oportunidad que ahora tenemos de poder descubrir esta película desconocida de Hedy Lamarr.
Yo tenía pensado extraer los subtítulos, pero la única copia disponible en la red es un VHSRip VO de ínfima calidad, quizás algo superior a esta VOSE, sobre todo en el contraste, pero no lo suficientemente buena como para emprender una extracción tan laboriosa. Así que al final me he decidido por publicarla tal cual, esperando haber acertado.