I have loved England, dearly and deeply,
Since that first morning, shining and pure,
The white cliffs of Dover I saw rising steeply
Out of the sea that once made her secure…
He amado Inglaterra con cariño puro,
Desde aquel amanecer, limpio y dorado
En que del mar vi alzarse el amplio muro
de Dover, en el blanco acantilado
Con estos versos inicia la escritora y poetisa
Alice Duer Miller (1874-1942) su famosa novela en verso The White Cliffs of Dover (
Las rocas blancas de Dover), que narra las vicisitudes de una valerosa mujer a través de las dos guerras mundiales.
Publicada en agosto de 1940, al principio de los bombardeos nazis sobre Inglaterra, la historia de esta joven norteamericana que va a Londres como turista y conoce a un joven aristócrata británico con quien se casa justo antes de la Primera Guerra Mundial, movilizó la opinión pública americana y, para muchos historiadores, influyó en que los EE.UU. entraran en la guerra (1).
De tal manera se hizo popular que en noviembre de ese mismo año,
Ronald Colman, que había comprado los derechos cinematográficos del poema, y
Bette Davis anunciaron que querían protagonizar altruistamente la adaptación cinematográfica, destinando los beneficios del film a la Cruz Roja. Pero Colman no encontró la financiación adecuada
Dos años mas tarde, en junio de 1942 (seis meses después de Pearl Harbour), la gran actriz de teatro americana
Lynn Fontaine, hizo una lectura dramatizada de
Las rocas blancas de Dover en una emisión radiada (una editora australiana aun la vende en vinilo) que conmovió América. El guión de esta emisión radiofónica serviría de base para el film de 1944 y ambos hicieron posible que el poema de Alice Miller se convirtiese en un best-seller en sendos lados del Atlántico (se llegaron a vender más de 700.000 ejemplares antes del final de la guerra -un número sin precedentes para un libro de versos).
Según
The Hollywood Reporter,
Clarence Brown –que estaba bajo contrato con la MGM- compró los derechos del poema a Colman y planeó inicialmente producir la película de forma independiente. Es posible que Brown -que temía ser postergado en su status de director preferido de los grandes melos en la firma del león por
Mervyn LeRoy, un recien llegado a la MGM procedente de la WB que había obtenido apabullantes éxitos de taquilla en 1940 y 1942 con sendos peliculones dirigidos al público femenino (
El puente de Waterloo y
Niebla en el pasado) - viese en el argumento de este largo poema la oportunidad de emularle realizando su propia aportación al minigénero (2). Fuese o no un farol de Brown (llegó hasta a decir que estaba haciendo la película en Inglaterra, con financiación y actores británicos) la jugada le salió bien, ya que poco después la MGM le compró los derechos de pantalla para el poema y le encargó la dirección de la película
Planteada como una superproducción de la compañía de Louis Mayer, la película se rodó por entero en los estudios de
Culver City, y en Londres solo se hicieron tomas de planos de fondo en
Piccadilly Circus mas algunas tomas aéreas de los acantilados de Dover. Para el guión, el estudio eligió a una experta en el género:
Claudine West. A ella se debe la idea de hacer avanzar la accion con la voz en off de
Irene Dunne intercalando recitados del poema de Alice Miller, a los que hubo que añadir otros pasajes en verso escritos expresamente por
Robert Nathan (4), en el estilo de
The White Cliffs para que el poema original pudiera adaptarse convenientemente a los personajes creados para el film.
Gracias a la aportación de
Marc quien no conozca el film podrá ahora contemplar una de esas películas que sobrepasan su valor meramente de espectáculo para llegar a formar parte de fenómenos sociológicos a veces vitales para un país. Y
Las rocas blancas de Dover es una de ellas.
(1) Sobre la influencia femenina en la incorporación de los americanos a la IIWW recomiendo un articulo muy interesante de Fred M. Leventhal: British Writers, American Readers: Women's Voices in Wartime.
(2) Minigénero que describe las vicisitudes de las clases altas británicas en tiempos de la IWW, aunque su evidente objetivo era incitar a los americanos a su ingreso en el escenario bélico, no de apoyar el esfuerzo de guerra aliado como he leido por ahí, ya que cuando se rodaron dichas películas EE.UU. aun no habían entrado en la guerra.
(3) Para Claudine West fue su último guion pues murió prematuramente en 1943. Era una escritora inglesa que había llegado a Hollywood a comienzos del sonoro contratada por la MGM para hacerse cargo de la adaptación a la pantalla de la primera versión de The Last of Mrs. Cheyney (1929) y que mas tarde se hizo cargo del guión de los mas prestigiosos peliculones del estudio del león -como Las vírgenes de Wimpole Street (1934), La buena tierra (1937) , Adios, Mr. Chips(1939), Niebla en el pasado (1942) y La señora Miniver (1942), entre otros-, consiguiendo sendas nominaciones a los oscars por estos tres últimos, aunque el preciado trofeo solo lo ganó por el de La señora Miniver.
4) Robert Nathan fue un escritor y poeta neoyorquino, de una generación similar a la de Alice Miller, por lo que supo integrar sus versos con los de su colega sin que el público no versado lo advirtiese. A Nathan se debe la historia y el guión de esa joya llamada Jennie (W. Dieterle.1948)
Nota: Parte de la informacion contenida en este comentario está sacada de TCM
Saludos
Marc