Der Letzte Mann (F. W. Murnau, 1924) VER ÍNDICE

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El maravilloso mundo del cine silente.
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historieta
 
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Re: Der letzte Mann (Friedrich Wilhelm Murnau, 1924) BD 720p VOSE

Mensaje por historieta » 11 Sep 2017 17:43

Danke!!!

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tonapar1
 
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Re: Der letzte Mann (Friedrich Wilhelm Murnau, 1924) BD 720p VOSE

Mensaje por tonapar1 » 11 Sep 2017 22:06

Muchas gracias or el ripeo a initiand. Un saludo

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loperena
 
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Re: Der Letzte Mann (F. W. Murnau, 1924) VER ÍNDICE

Mensaje por loperena » 12 Dic 2020 17:00

Un travelling de acompañamiento sigue lateralmente a Jannings a lo largo de la calle. Cuando alcanza una esquina y mientras el tráfico fluye incesante, una panorámica de derecha a izquierda lo abandona a punto de atravesar la calzada, justo enfrente del Atlantic. Es en este momento cuando se opera una insólita violencia de la mirada: en primer plano, la puerta giratoria con sus batientes tan repetidos a lo largo del film; al lado izquierdo, poco más allá, el hombro de un personaje situado de espaldas a nosotros, por el fondo derecha, el viejo portero se aproxima. La violencia señalada procede de la incrustación de un simbol que al mismo tiempo dificulta la transparencia de la mirada inmediatamente anterior. Dicho con otras palabras, la puerta giratoria se convierte en un reencuadre que nos aleja de los personajes y de la escena. Pero aquí no acaba todo: este plano es muy rico en significación v que el encuadre aparece escindido en dos mitades por las listas de la puerta giratoria que desborda el encuadre y, en consecuencia, los personajes se hallan separados por dos reencuadres distintos. Efectivamente, su enfrentamiento por la posesión del lugar es aquí brindado por una imagen demasiado densa y apretada para ser legible desde los parámetros de los planos inmediatamente anteriores. El encuentro, trágico además, sólo lo es para el protagonista, pues únicamente su reacción, su estupor y extrañeza son perceptibles: el otro, por el contrario, permanece de espaldas, ajeno e inmutable a otra cosa que no sea el pulcro ejercicio de su oficio. Acaso en este plano pueda entreverse una inscripción más concreta y social, más material y menos demoniaca del tema del doble; nada dc siniestro se advierte en ese encuentro, pues lo dramático tiene ahora que ver con el melodrama. Dicho en otros términos, no hay doble efectivo en la misma medida en que no puede haber reconocimiento en el otro; hay -eso si- usurpador.

Pero la cosa no acaba aquí. Un nuevo efecto de distanciamiento marcado fuertemente desde la instancia discursiva se produce en seguida. A medida que Jannings va aproximándose a su supuesto agresor y las escalas de los planos se asemejan, un trucaje de iluminación proyecta una rápida sombra sobre los cuerpos de los personajes. Convertidos, así, en volúmenes que disputan un espacio, abandonada repentinamente su posible subjetividad, su psicología, estos cuerpos parecen apelar a la abstracción que alguna vez tuvo que ver con el expresionismo, Rasgos, pues, de violencia hacia la mirada confortable del espectador, insta lada con cuidado en la ficción, estos planos son realmente extraños dentro del cuadro transparente que hablamos definido hasta ahora.

Y he aquí que, acto seguido, no bien hemos visto violentarse nuestra mirada, nuestro acceso a la escena por medio de este punto de vista tamizado y marcado, colocado detrás de los cristales, saltamos de repente a una dinámica por completo diferente. Aquí sí nos reconocemos en pleno montaje transparente y con una rigurosa adopción del punto de vista. Jannings mira al frente mientras su movimiento giratorio es seguido por la cámara, en perfecto raccord, la cámara muestra un contracampo plenamente subjetivo logrado mediante una perfecta continuidad del movimiento anterior. Habiendo dado la vuelta por completo, regresamos al mirón, al portero anciano que no sale de su asombro. En el curso de estos planos, su movimiento lo ha colocado tras la puerta giratoria, desde donde, de espaldas ahora, ve detenerse un taxi. Sale corriendo a cumplir con lo que cree su misión. Corte en el movimiento, con raccord apoyado, desde fuera. El botones, por el lado opuesto, se lanza a su encuentro. Corte de 180 grados, en el movimiento: entran ambos en campo. Nuevo corte apoyado en el movimiento: el niño lo alcanza en plena carrera. Primer plano de Jannings iluminado y dotado del sabor que supimos un día descubrir en el Kammerspielfilm. Un primer plano del botones, mirando a izquierda, nos confirma la revelación. Vuelta al plano frontal de ambos. 180 grados, pero desde más atrás el nuevo portero - ahora no cabe dada alguna al respecto- regresa a su posición inicial con paso solemne, mientras Jannings lo mira aterrorizado. En el eje, recuperamos el emplazamiento inicial de la cámara, a través de los cristales, con idéntica partición del encuadre, pero ahora, por fin, para que Jannings transite este espacio y desaparezca, ya definitivamente hundido

Sánchez-Biosca
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En las estancias de Hades, el alma y la sombra.

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