La eterna discusión que enfrenta desde hace más de medio siglo al cine y la televisión se ha vuelto poner de moda en los últimos días, con el estreno de la que va a ser, sin ninguna duda, la película española más taquillera de los últimos tiempos. Se ha estrenado en las salas de cine, pero su reparto no está formado por celebridades sino por “telebridades”: estrellas fugaces de la telebasura que hacen su salto a la pantalla grande y que pasan de ser vistas en pulgadas, a ser contempladas en metros y hasta en tres dimensiones. Y es que cada sociedad tiene el cine que se merece, porque éste es el resumen que hace Lucía Méndez de nuestro tridimensional éxito cinematográfico: Santiago Segura, el director y protagonista encarna a un policía guarro hasta decir basta. Machista, misógino, grosero, pedorro, mentiroso, soez, racista, facha y putero. Todo un compendio de virtudes personales y morales al que acompaña un elenco de frikis, que incluye desde Kiko Rivera Pantoja hasta la Barbie Superstar de la telebasura, Belén Esteban. Parece que a los españoles nos chifla este tipo de cine asqueroso, tan simple como las bromas escatológicas de los niños y adolescentes.
Mientras tanto, en un año cuya mediocre producción cinematográfica ha quedado retratada en la aburrida gala de Entrega de los Premios Oscar, Martin Scorsese y Terence Winter nos han ofrecido una serie televisiva, que es de lo mejorcito que uno ha visto desde la trilogía mafiosa de Francis Coppola y Mario Puzo. La historia, basada en hechos y personajes reales, está ambientada en Atlantic City (New Jersey), durante la época de la ley seca en los años veinte. El título es muy difícil de traducir por la enorme concisión que tiene la lengua inglesa, para calificar los paseos peatonales de la costa. Así por ejemplo en Mallorca, los ingleses llaman Board Walk (paseo de madera) a la primera línea costera de Alcudia, hecha de tablas de madera como el de la serie televisivas. (Al de Pollença en cambio lo llaman Pine Walk, por los pinos que bordean el paseo marítimo).
Pues bien este Imperio, que se alza en el entarimado Paseo Marítimo de Atlantic City, es el lugar en el que se desarrolla la acción de este drama de época, centrado en la figura de Enoch "Nucky" Thompson (personaje basado en Enoch "Nucky" Johnson, influyente político de esa ciudad entre 1911 y 1941), que se relacionó con toda clase de personajes en su vida personal y política, incluyendo gángsters, políticos o agentes del gobierno y participando activamente en el contrabando de licores, que siguió a la Ley Seca. El FBI no tardó en mandar agentes a la zona, para investigar posibles conexiones con la mafia y tratar de averiguar los motivos del lujoso y muy costoso estilo de vida de este extraño personaje, figura política del condado.
La historia inicialmente en su primera temporada, ha sido desarrollada como es habitual en las series televisivas, con un episodio piloto dirigido por el propio Scorsese y once capítulos más, todos ellos férreamente controlados por Terence Winter (guionista de LOS SOPRANO) y Martin Scorsese. Por eso, no es de extrañar todos los galardones que ha obtenido hasta la fecha, amén del reconocimiento de la Crítica.
Frente al pudibundo, pacato y ñoño cine actual norteamericano, Boardwalk Empire tiene una crudeza inimaginable, tanto en las habituales escenas de violencia de la época, como en las insólitas y escabrosas escenas sexuales. Es un auténtico cine para adultos en formato televisivo que contrasta aún más con el infantilismo reinante en la pantalla grande, poblada de zombies, mutantes, clones y catetos en USA y en España de vomitivos torrentes tele-basura-ñecos.
Ingmar Bergman fue de los primeros en darse cuenta de que el buen cine debía ser visto en casa, lejos de los depredadores palomitófagos y eructadores de cocacolas. Con la duración y las escenas que su creador considere oportuna, para eso no le obligue posteriormente a realizar un DIRECTOR’S CUT, por el “traje cinematográfico” que los productores han hecho de su obra. Y que luego el telespectador podrá ver en la forma y tiempo que considere adecuados. Por ejemplo, en este caso en sólo seis sesiones de dos capítulos cada una, que equivalen a la duración habitual de una película.
En fin, recomiendo la visión de esta extraordinaria serie televisiva de la HBO, a los que quieran darse el lujo durante unos días de buen cine. De ése que parece ausente de la gran pantalla, donde abundan las películas de grandes dimensiones y de pequeños contenido. Pero, en fin, de gustos no hay nada escrito, aunque haya gustos que merezcan palos.
http://www.youtube.com/watch?v=d2y0lrvPnpU
