Carnavales 2009
Discurso del Licencioso Pancho Vertigen, Alcalde y hombre de bien
¡Pueblo que me escucha!. Aquí me tienen ante ustedes y ustedes delante de mí, y esta es una verdad que nadie podrá discutir. Y ahora me pregunto: ¿y por qué estoy aquí si podría estar en otra parte? Pero luego luego encuentro la respuesta, porque soy muy rápido en todo.
Estoy aquí porque no estoy en otra parte y porque ustedes me llamaron. Y si el pueblo me llama, el pueblo sabrá porque lo hizo. Agradezco estos aplausos tan desnutridos a la par que merecidos, que me incitan a seguir discursiando. Y ustedes se preguntarán: este joven de tan tierna edad, tan guapo, de aspecto tan distinguido, de cara tan agradable, ¿que viene a hacer acá?
La repuesta es fácil, joven: He venido a hablarles de mi candidatura a Alcalde del Carnaval, ya que Vds. nomás pos son tan desagradecidos que ni siquiera me han pagado la campaña. Mucho ahorita nos vemos y qué bueno que viniste, pero ¿por qué no lo dijiste? Pues ya ven, ya lo dije. Así que chamacas y chamaquitos, pónganse changos nomás y dejen ya el relajo de estar el día al sol y escuchen el discurso de este licencioso, palabra que no me la malinterpreten, porque sólo quiere decir licenciado en ocio, o sea cesante, ante la ola de desempleo que nos invade. Y menos mal que estamos en el puritito México nomás, porque en la Suegra Patria aún es peor. Allá a los cesantes los llaman parados, porque no les dejan ni sentarse pues y deben de hacer cola todo el día en las listas del INEM.
Y ustedes se preguntarán porque llamo a España suegra patria y no madre patria. Pero como quieren que la llame si nomás es como quien dice una madre política. Y mire, joven, no vamos a discutir por un nombre. ¿Que qué más nos da tlacualiar puras gordas al prencipio, hasta que nos pongamos abusados y nos empiecen a caír los tecolines? Que todo es agarrar la onda, mis cuates. Y ora es cuando, chiles verdes, le vamos a dar sabor al caldo. Porque no nos hagamos los tarugos, que uno no es mal pensado pero tiene motivos. Porque primero vinieron los españoles con Colón a América, dizque a descubrirnos. Se llevaron el oro, la plata, el cobre. Vamos, que nos dejaron sin un cobre. Y digo yo que estaba bien el descubrirnos, pero que algo más cubiertos ya nos podían haber dejado... Y eso que el que vino a México se llamaba Cortés y ya vieron lo que hizo. Si llega a llamarse Cabeza de Vaca, a poco acabamos todos corneados.
Pero yo como Alcalde vuestro y también suyo no rehuyo decir que lo voy a hacer toditito bien. La semana pasada ya comencé la campaña, dedicándome a revisar los mercados públicos, donde unos pocos abusados explotan a los demás, así que voy y le digo a un pollero:
- ¿Y esos animales de dónde los sacaron?
- Pos de donde los sacamos siempre.
- Pos será del basurero, porque no me va a decir que eso son guajolotes, más bien parecen zopilotes disecados. Mire nomás qué muslo; mire nomás qué buche, mire que no tiene ni buche. Mire usted nomás, ¿dónde está el gordo? ¿dónde mesmo está la carne? Pero ni por aproximación; no hay pescuezo, es pura rabadilla. Mire nomás, mire nomás que mirada tan triste tiene.
- Pero si está muerto...
- Muerto de hambre será, porque no debía comer nunca el pobrecito. Y no me le quiten todas las plumas porque le va a dar pulmonía.
Luego me encontré haciendo campaña electoral a don Cucufate, el marido de Doña Pelos, que por las noches siempre llega a casa medio rengo de tanto chupar. Que si ¡Ay Jalisco que se me ha acabado el pisco! Que si ¡Ay Chihuahua que el tequila tiene agua! Y luego pasa lo que pasa, que se viene a casa y dale moler, a pegar a la mujer. Y eso sí que no, porque eso ya no es violencia de género, sino también de número, porque cada vez hay más abusados que maltratan a su familia. Así que al ver a doña Pelos riñendo a su marido yo para darle una lección al abusivo y para igualar la contienda, le di nomás al interfecto algunos golpecitos. ¿Y qué creen que pasó, entonces? ¿Creerán que la vieja ingrata va y se mete conmigo?
- A mí marido Vd. no lo pega.
- A poco, tiene Vd. nomás la exclusiva para pegarlo, doña Pelos.
Luego me fui a la peluquería que uno es muy asiado, para que me dejaran más presentable para la campaña, que a mi temprana edad como quien dice debe cuidarse no sólo el químico sino también el físico. Así que le digo a don Ofelio:
- Me puede cortar el pelo más largo del lado derecho que del izquierdo, en capas de atrás, parado de en medio, que no se pueda acomodar de aquí, con un remolino de este otro lado y grafilado de enfrente?
- ¡Híjole! Pues eso sí que está cabrón.
- ¿Verdad que está cabrón, güey ? Pues así me lo dejaste la vez pasada, hijo de tu pinche madre.
Y ya después en la Municipalidad expuse mi programa político, que siempre es, como quien dice, eso que todos prometen y ninguno cumple, menos un servidor de ustedes que lleva ya medio siglo cumpliendo años. Nuestro programa es breve pero sustancioso. Eliminaremos la Ley de Herodes (o te chingas o te jodes) y la Ley de Jonás (al que está jodido, joderle más) e implantaremos en estos tiempos de crisis la Ley de Anselmo (si el trabajo da salud, que trabaje el que esté enfermo),
En fin y ya no sigo, que mañana es Todos Santos, el lunes Todos Difuntos y el martes Todos Chupados, que parece como si les hubieran bautizado nomás con puritito tequila. Porque no podemos cotorrear entre nosotros y cambalachiarnos tacuchis por cacles, hasta que nos empiecen a caír los ticolines, híjole… Así que acabaré mi actuación cantando una famosa ranchera de don Pedro Infante, que no era tan infante como dicen, porque casi había luchado con Pancho Villa y hasta con Lucha Villa. Para todos ustedes, la ranchera EL GAVILÁN POLLERO.
Se llevó mi polla el gavilan pollero;
la pollita que más quiero.
Que me sirvan otra copa, cantinero,
sin mi polla yo me muero.
Gavilán, gavilán, gavilán,
te llevaste mi polla, gavilán.
Si me vuelves mi polla para acá,
yo te doy todito mi dinero.
Pedro Infante - El Gavilán Pollero.mp3 [2.24 Mb] 
Encantado Mr Vertigen (a) Pancho 
patente y chapa
