Dos preguntas sobre campos de concentración

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Argos
 
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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por Argos » 08 Dic 2017 14:45

Está escrito con sobriedad, sin recrearse en los detalles tétricos. Es inteligente y conmovedor, precisamente, por la sinceridad y la falta de dramatismo en la expresión, lo que aún subraya más la dureza de los hechos. Puedes verlo aquí.
Un saludo.
https://epublibre.org/libro/detalle/2505

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Voltaire
 
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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por Voltaire » 08 Dic 2017 15:23

Por lo que yo sé y he visto por ahí, Monsieur Olarticoetxea, la rutina era más o menos así:

Levantarse antes del alba. Hacer la cama. Lavarse (sacándole partido a una pieza de jabón por semana). Tomar el café (aguado). Salir de los barracones. Esperar durante hora, hora y media, la llegada de los oficiales. Alinearse, prestarse al recuento (si al SS de turno le apetecía, hacer algunos ejercicios para entrar en calor). Ir a trabajar (los españoles fueron destinados, sobre todo, a las canteras). Comer hacia el mediodía (sopa con algunos tropezones vegetales). Volver al barracón hacia las seis de la tarde. Cenar (frugalmente: queso, pan, a veces algo de embutido). Acostarse.

Conclusión: no había ningún rato de recreo como el de los presidios (o los colegios).

Desconozco los criterios de distribución de los presos en los barracones. Lo que está claro es que con una dieta así, que no cubría ni la mitad de la quema de calorías en la cantera y demás trabajos forzados, en menos de un año cualquiera quedaba para el arrastre.

:hi:

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Jon Olarticoetxea
 
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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por Jon Olarticoetxea » 10 Dic 2017 23:30

Gracias a todos por vuestras aportaciones.

:drinks:
Resiste mucho, obedece poco.

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gatatitania
 
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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por gatatitania » 12 Dic 2017 19:20

Por lo que yo sé, y todo lo que pueda escribir aquí será una simpificación, la cuestión es que no todos los campos de concentración eran iguales, ni todos los presos tenían el mismo trato. Inicialmente, antes de que comenzara la guerra, los campos estuvieron destinados a criminales comunes, a presos políticos y conforme fue pasando el tiempo al creciente número de enemigos del Reich (judios, gitanos, minorías religiosas, homosexuales, masones...). En esos primeros años las estancias solían ser temporales. Eran campos-cárceles o campos de trabajo, y las condiciones de vida podían llegar a ser durísimas, pero no extremas, y aunque el objetivo de los campos fuera quebrar a los presos, sí había un tiempo para el ocio. De este tipo eran, por ejemplo, Dachau (que fue el primero en construirse, en 1933) o Mauthausen. Aunque a partir de un momento dado ambos tuvieran cámara de gas, no fueron concebidos como campos de exterminio, sino como campos penitenciarios.

Con el inicio de la guerra, los campos se llenaron, además de alemanes disidentes, de aquellos ciudadanos a los que el Reich consideraba como enemigos (desde judíos a masones, pasando por homosexuales o miembros minorías religiosas), de prisioneros de guerra y de resistentes de los territorios ocupados. El trato y las condiciones de vida variaban en función de muchos criterios. Por ejemplo -y en términos generales-, no era igual la vida para un ciudadano de Europa occidental, que para un ciudadano de Europa oriental, pues los alemanes considerban a los eslavos una raza inferior. Quiero decir con esto que la vida de los prisioneros de guerra franceses, ingleses o americanos era mucho más llevadera que -por ejemplo- la de rusos o polacos, generalmente tratados como bestias o esclavos. La vida de los prisioneros de guerra occidentales, aunque sea muy peliculera, no debió variar mucho de lo que cuenta La gran evasión.

Pero en un mismo campo de concentración, como cuenta Semprún, que estuvo en Buchenwald, la vida podía ser mucho mas dura para un francés o un español que para un ruso, o un polaco. Y o digamos para un judío. Yo escuché en una ocasión contar a un superviviente de Mauthausen cómo, ya avanzada la guerra, llegó un convoy de judíos y el trato que les dieron fue completamente distinto al que recibían, por ejemplo, los españoles: los judíos fueron masacrados en pocos días a base de trabajo forzado extra en la cantera, sin descanso, y sin apenas alimentación.

Los campos de trabajo estaban situados cerca de empresas, fábricas, terrenos agrícolas o centros económicos neurálgicos, y a veces los presos solo iban alli a dormir después de la jornada de trabajo (es el caso que cuenta La Lista de Schlinder). Mauthausen, por ejemplo, ofrecía mano de obra gratis a toda la actividad económica que se desarrollaba en el entorno de Linz y tenía decenas de subunidades dependientes que se llamaban Kommandos. El tipo de vida, en estos casos, dependía muchas veces del talante del propietario o gestor del negocio

Todo lo anterior, por supuesto, no tiene nada que ver con lo que llegó después, que fueron los campos de exterminio: Belzec, Chelmno, Majdanek... campos concebidos, exclusivamente, para el exterminio de judíos o gitanos, en los que la vida era corta y las condiciones del internamiento, terribles, peores, incluso que en Auschwitz, que era un campo mixto, de exterminio pero también de trabajo, y en el que -por eso- las posibilidades de sobrevivir eran mayores para quienes no fueran directamente desde el tren hasta la cámara de gas. En Belzec, Chelmno o Majdanek las escasas posibilidades de sobrevivir pasaban por el hecho de que hasta estos campos necesitaban quien gestionarala vida cotidiana, y los nazis no realizaban trabajos de mantenimiento en los campos: era una labor destinada exclusivamente a los presos.

Existen numerosos testimonios de supervivientes de campos de concentración, varios de los cuales ya se han citado aquí. Probablemente, el más rico -por su capacidad analítica- sea Si esto es un hombre, de Primo Levi. Levi explica muy bien cómo era la vida en los campos y como no todos los presos tenían la misma vida. De hecho, él acuñó, pensando en los kapos -los presos que velaban por el orden en los campos y ejecutaban las órdenes de los nazis- la expresión "zona gris" que alude a ese territorio que ni es blanco, ni es negro, en el que uno individuo hace lo que haga falta para sobrevivir, aunque eso suponga pasar por encima de cualquier otro. Pero existen otros testimonios muy vivos, y publicados en español, en los que se cuenta cómo era la vida en los campos: Jorge Semprun: El largo viaje y Vivire con su nombre y morirá con el mio (para mi uno de los mejores libros de testimonio); Imre Kertesz: Sin destino; [/i]Violeta Friedman: Mis memorias

En cine, hay de todo y muchas películas ya se han dicho aquí. Desde luego, Shoa, de Lanzmann. Y, también suya, Le dernier des injustes (El último de los injustos, 2013), con material que el propio Lanzmann había rodado para Shoa, pero que descartó porque trataba de la responsabilidad de los consejos judíos en los campos, y en su momento pensó que incluir esto en la película podía dar argumentos a los negacionistas.

Desde un punto de vista personal, hay dos películas que me parecen fascinantes:

-Una es Ostatni Etap (Wanda Jakubowska, 1948), que está rodada en Auschiwtz en la inmediata posguerra y cuenta en el mismo espacio -y con los recuerdos muy frescos- cómo fue la vida allí. Eso sí: es preciso tener en cuenta que los protagonistas son prisioneros polacos y el trato que recibían no tiene nada que ver con el que recibieron allí los judíos, aunque eso salga en algún momento de la película

-La otra no la tenemos aquí: es The grey zone (Tim Blake Nelson, 2001). Creo que poco directores han sabido tratar así la miseria de la supervivencia en los campos de concentración.

Si alguien tiene oportunidad de conseguirlo, hay un trabajo magnífico sobre recursos para el estudio del Holocausto (novelas, memorias, webs, peliculas), elaborado por un grupo de profesores de colegios e institutos en su mayoría asturianos: el Grupo Eleuterio Quintanilla. Sacaron hace unos años una guía de recursos estupenda

Imagen

:hi:

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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por loperena » 12 Dic 2017 20:44

gatatitania escribió: Pero existen otros testimonios muy vivos, y publicados en español, en los que se cuenta cómo era la vida en los campos: Jorge Semprun: El largo viaje y Vivire con su nombre y morirá con el mio (para mi uno de los mejores libros de testimonio);
Según algunos testimonios compañeros de Semprún en Buchenwald, al parecer no estaría nada claro el papel que este jugó en ese mismo campo de concentración. De modo que el testimonió que ofrece el escritor español en sus libros probablemente también se sitúa en más de un asunto en esa "zona gris" a la que alude Levi.
En las estancias de Hades, el alma y la sombra.

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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por gatatitania » 12 Dic 2017 21:11

loperena escribió:Según algunos testimonios compañeros de Semprún en Buchenwald, al parecer no estaría nada claro el papel que este jugó en ese mismo campo de concentración. De modo que el testimonió que ofrece el escritor español en sus libros probablemente también se sitúa en más de un asunto en esa "zona gris" a la que alude Levi.
El asunto es complejo. En principio, el dilema de los supervivientes estriba en que la supervivencia ya lleva implícita la culpa (porqué sobreviví yo y no otros no). Desde esta perspectiva, que es la que condujo a muchos supervivientes a la autodestrucción o al suicidio, el mero hecho de sobrevivir, aunque suene crudo explicarlo así, entra de lleno en la noción de zona gris. En una visita a Mauthausen, hace muchos años, guiada por supervivientes españoles, recuerdo haberle oído decir a uno una frase que me dejó de piedra: "Solo sobrevivimos los peores". Esto significa que apenas hubo supervivientes entre místicos, beatos y soñadores: solo sobrevivían los más duros. El testimonio de Semprún varió con los años. Por eso su versión del paso por Buchenvald que más me gusta es la de Viviré con su nombre y morirá con el mío porque hace una lectura bastante crítica de su supervivencia en Buchenwald. Por ejemplo: cuenta cómo el partido comunista constituía una red que protegía a sus militantes a costa de otros presos, como -por ejemplo- los católicos polacos. Y sobrevivir a costa de otros presos podía significar la muerte de estos. O cómo cuando los presos identificaban que otro había perdido la fuerza para sobrevivir -para defenderse- le robaban el pan o los escasos bienes que poseía. Él reconoce haber caído en esas prácticas. Y probablemente si no lo hubiera hecho, no habría podido contarlo.

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Re: Dos preguntas sobre campos de concentración

Mensaje por Jon Olarticoetxea » 14 Dic 2017 17:07

Gracias de nuevo, en especial a ti, gata, por tomarte tu tiempo.
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