Pienso que para conferir a un film el estatus de obra maestra se necesita la subjetividad del receptor y la suma de esas subjetividades, cuantas más mejor. Es decir, se necesita la vivencia personal de cada espectador, su relación con la obra en concreto, y a la vez la multiplicidad de esas afinidades. Ahora bien, el análisis a posteriori y el paso del tiempo tienden a corregir las posibles desviaciones y errores de apreciación. Podemos poner múltiple ejemplos de films que en su época eran considerados grandes, por gustar, por su éxito de público, o por ambos factores, y que pasado el tiempo y análisis posteriores a su fecha de mayor vigencia, fueron puestos en un escalón inferior, así como también ejemplos de lo contrario, films que pasaron por su época sin pena ni gloria, y que son hoy considerados obras maestras.professor keller escribió:Coincido plenamente. Esta es la diferencia, creo, entre la simple calificación de una obra y su análisis. Aún basándose en observaciones subjetivas, el análisis de una película procura develar el modo en que los distintos elementos que componen una película se articulan entre sí, para bien o para mal. Es un modo particular de observación que intenta comprender las razones del gusto o disgusto que sentimos frente a una obra, ampliando de esta manera la posibilidad de comprenderla, incluso para otros/as.loperena escribió:Ahora bien, creo que no se debe subestimar cierto componente objetivo en el juicio estético. A mi modo de ver, sí que es posible señalar en el terreno del arte ciertos hitos que pueden ser tenidos por representación objetiva de la belleza. ¿Cómo definir esos hitos? Por una serie de características que no tienen el resto de productos artísticos. Algunos ejemplos: representar una ruptura o renovación importante en lo que hace a las técnicas de representación; ofrecer un planteamiento inédito de ideas, temas, etc. propios de las artes; suscitar una aclamación por parte del espectador sostenida en el tiempo (clásico), etc.
La simple calificación (que es algo que todos usamos coloquialmente a diario, cuando compartimos preferencias pero no tenemos tiempo para el análisis) aporta tal vez al diálogo, pero no mucho a la cultura. El análisis de una obra, por modesto o controvertido que sea, tiene, al menos potencialmente, la posibilidad de incidir en los criterios estéticos de todos/as, promoviendo su desarrollo. No hace falta estar de acuerdo con un análisis para que él promueva de todas maneras una reflexión.
Esas múltiples afinidades necesitan ser diferidas en el tiempo, quizás a través de varias generaciones de espectadores. Y aquí llegamos al quiz de la cuestión. El factor tiempo en cuanto a la validación de un film como maestro. Para mí es imposible que cada semana tengamos dos o tres obras maestras. Y si hay alguna que pudiera obtener ese membrete, necesita tiempo para consolidarlo. Lo demás es ruido de fondo.