En el año 3978 d.C., una nave espacial con una tripulación de 4 personas se estrella en un planeta distante. Uno de los miembros de la tripulación ha muerto en el espacio, y George Taylor (Charlton Heston) y los otros dos astronautas salen de su hibernación profunda y descubren que su nave se ha estrellado. Comprueban que han aterrizado en un planeta donde los hombres son prelingüísticos e incivilizados, mientras que los simios han aprendido el habla y la tecnología. Taylor es capturado y llevado a la ciudad de los simios después de dañarle la garganta para que guarde silencio y no pueda comunicarse con los simios. Tras ser sometido a un juicio por los simios, escapa al desierto con Nova (Linda Harrison), una humana nativa de allí. Pronto descubre que, a pesar de todo, es posible que su planeta no esté tan distante.
El paisaje sonoro de Goldsmith para la película es surrealista, abandona el tono habitual y ofrece una disonancia asombrosa. Utiliza una variedad de técnicas de ostinato para crear motivos cinéticos, que sirven para unificar la partitura. Elimina cualquier resquicio de civilización y lo reemplaza con la brutalidad primaria de la jungla. El tema de los simios sustenta la película. Las fuertes notas del piano sirven como preludio del que surge un motivo de tres notas articulado por una flauta veloz. Cuerdas y bocinas silbantes llenan el aire y el echoplex provoca espeluznantes ecos resonantes, que son apuñalados por ruidos agudos y llamativos. Encarna perfectamente la primitiva y cruda animadversión primaria de los simios, evocando así su brutalidad, naturaleza alienígena y horror. Fue la primera vez que una película de Hollywood se apoyó en una música tan atonal.